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El ministro que más ‘consenso’ genera

Universidades, comunidades y el Consejo Escolar del Estado han rechazado el proyecto de José Ignacio Wert, el miembro del Gobierno peor valorado

Sciammarella

Hay semanas que arrancan mal y acaban peor. La que hoy empieza a terminar es una de las peores de la carrera ministerial de José Ignacio Wert (Madrid, 1950). El actual responsable de Educación ha conseguido en pocos días lo que muchos de sus antecesores intentaron durante meses o años: el consenso en la comunidad educativa. Pero lo unánime es el rechazo a una de las medidas que ha propuesto: su nuevo modelo de becas, que prevé endurecer más los requisitos académicos y un reparto variable de las ayudas en función de las notas de los alumnos y, sobre todo, de la disponibilidad presupuestaria.

El Consejo Escolar del Estado votó el martes, por unanimidad, una veintena de enmiendas contra este proyecto. Las correcciones son, en la práctica, una enmienda a la totalidad.

El miércoles tampoco mejoró la semana de Wert, el ministro al que una decena de excelentes alumnos le negaron el saludo a principios de mes. Tuvo que escuchar más críticas. En este caso, de algunos consejeros de Educación autonómicos con los que se reunió para abordar el decreto de becas. Los reproches de las pocas comunidades que el PP no gobierna estaban asegurados y anunciados. La sorpresa llegó de los consejeros amigos. Los de Extremadura y Castilla y León, del PP, dudaron públicamente de las bondades del decreto de ayudas.

Wert —el ministro al que todos los rectores decidieron plantar hace un año por negarse a debatir con ellos los recortes— aceptó entonces revisar su decreto en lo que afecta a las becas de FP Superior y bachillerato, aunque sin aclarar qué cambiará.

Pero la semana de Wert —el ministro que dijo que su aspiración era “españolizar a los alumnos catalanes”— tampoco remontó el jueves. Los rectores de las universidades españolas pidieron ayer la retirada del decreto de becas, que también afecta a la enseñanza superior. “Lamentamos la ausencia de diálogo del Ministerio de Educación con las universidades respecto al nuevo enfoque del real decreto de becas, a pesar de las peticiones formales realizadas”, indicaron a través de un contundente comunicado.

“Se debe plantear la relación de otra manera”, opina el rector de la Universidad de Granada, Francisco González Lodeiro, respecto a la ausencia de debate de Wert con los responsables de la enseñanza superior. “Las universidades también somos Estado”, añade González Lodeiro, quien reconoce que los rectores estaban acostumbrados a otro tipo de relación con anteriores ministros. El rector de la Universidad de Sevilla, Antonio Ramírez de Arellano, coincide con su colega en que es necesario que desde Educación se busquen “acuerdos” y “consensos”, aunque reconoce que la labor de Wert está “fuertemente condicionada por decisiones de los ministerios de Economía y Hacienda”.

Las formas han perdido en varias ocasiones a Wert. “Él no es un político al uso, entre sus aspiraciones no estaba ser ministro. No tiene apego al cargo”, asegura un amigo de Wert. “Le ha pasado como a Mourinho en el Madrid; a él no le importa ser el centro de los ataques”, añade este político, que prefiere que no aparezca su nombre publicado. “La gente cambia de estilo y nunca habíamos visto a Wert de ministro”, opina el sociólogo Manuel Pérez Yruela, que lo conoció mucho antes de que entrara en el Gobierno de Mariano Rajoy como uno de sus fichajes independientes. El políglota Wert venía del campo de la sociología, era un tertuliano profesional y se ubicaba en el círculo más próximo del expresidente del PP andaluz Javier Arenas.

Pero, cuando entró en el gabinete de Rajoy, era uno de los ministros más desconocidos. “En febrero de 2012, solo el 18% le conocía”, detalla José Pablo Ferrándiz, vicepresidente de Metroscopia. Ahora, ese grado llega al 65%, según los últimos datos del barómetro de clima social que esta empresa elabora mensualmente para EL PAÍS.

Pero ser conocido no es lo mismo que ser querido. “Es el ministro peor valorado”, apunta Ferrándiz. Es cierto que Wert casi siempre ha estado en las últimas posiciones desde que Metroscopia comenzó a elaborar este barómetro, en febrero de 2012. Pero su imagen ha empeorado considerablemente en este tiempo. El saldo entre los encuestados que aprobaba y suspendía a Wert al principio era negativo, pero solo de tres puntos. Ahora, indica Ferrándiz, son 62 puntos negativos.

Pero lo que más llama la atención a este sociólogo es lo que ha empeorado la valoración del ministro entre los votantes del PP. Ese saldo en el barómetro de este mes de junio es de solo ocho puntos positivos. Hace 16 meses, la mayoría de los votantes populares reconocía su labor y la diferencia entre los que aprobaban y suspendían su gestión era de 57 puntos positivos.

Ferrándiz cree que el empeoramiento de su valoración —algo que ha ocurrido con todo el gabinete de Rajoy— está relacionado con las formas del ministro, pero también con el fondo de su gestión. “Está realizando políticas muy extremas en un tema muy sensible”, apunta este sociólogo respecto a los recortes en el sistema educativo y algunas medidas, como el refuerzo de la asignatura de Religión. “Y los votantes del PP, según las encuestas, están a favor de la educación pública”, añade Ferrándiz. “Quizás esperaba que con estas políticas iba a contentar al votante del PP”, opina. “Pero es muy difícil que la figura de Wert pueda remontar en las encuestas”, concluye el vicepresidente de Metroscopia.

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Sobre la firma

Manuel Planelles
Periodista especializado en información sobre cambio climático, medio ambiente y energía. Ha cubierto las negociaciones climáticas más importantes de los últimos años. Antes trabajó en la redacción de Andalucía de EL PAÍS y ejerció como corresponsal en Córdoba. Ha colaborado en otros medios como la Cadena Ser y 20 minutos.

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