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TAKANORI TAKEBE Creador de un microhígado en el laboratorio

“Páncreas, pulmones o tiroides son candidatos de futuro”

El investigador japonés ha tocado el cielo de la ciencia con 26 años

Takebe estudió Medicina en la Universidad de Columbia.
Takebe estudió Medicina en la Universidad de Columbia.

Takanori Takebe acaba de tocar el cielo de la ciencia con solo 26 años. Junto a su equipo de la Universidad de Yokohama (Japón) ha creado microhígados (unas estructuras hepáticas primigenias, o yemas) de cuatro milímetros. Lo ha logrado manipulando células madre iPS (la gran esperanza de la medicina regenerativa, células normales de la piel reprogramadas para poder convertirse en cualquier linaje celular). Las yemas cumplen dos características clave para el diseño de órganos de laboratorio: están vascularizadas y son tridimensionales. En ratones, estos miniórganos se injertan sin problemas y funcionan (producen proteínas características de este órgano), lo que representa toda una esperanza para la fabricación de órganos para trasplante en el futuro. Nature publicó la investigación el jueves con Takebe como primer firmante del artículo.

A través de correo electrónico, el joven científico responde a las preguntas formuladas por EL PAÍS y relata que todo empezó con un golpe de suerte.

Pregunta. ¿Cómo dio con la clave para desarrollar las yemas de hígado?

Respuesta. Hace dos años, trabajaba en cultivos de hepatocitos derivados de células madre embrionarias, de células endoteliales de la vena del cordón umbilical y de células madre mesenquimales. En una ocasión, uno de ellos creció demasiado, pero en lugar de tirarlo, se me ocurrió juntarlos a ver qué pasaba. No tenía demasiadas esperanzas de que saliera algo de aquello. Y, sin embargo, observé cómo reproducía el proceso de génesis de los órganos. Al manipularlos, daban origen a estructuras tridimensionales que recordaban a la formación del hígado en el embrión. En esa ocasión, no usé hepatocitos obtenidos a partir de células iPS, pero estaba convencido, como así fue, de que también funcionaría si los empleaba. Me costó cientos, si no miles de ensayos, y más de un año dar con las condiciones correctas de cultivo, nutrientes y proporciones entre las células.

P. ¿Por qué el hígado?

R. Debido a mi experiencia personal. Cuando estudiaba medicina en la Universidad de Columbia (EE UU) me especialicé en cirugía de trasplante de hígado. Allí vi que muchos pacientes, entre ellos numerosos niños pequeños, no acceden a las donaciones y mueren durante la espera. Llegué a presenciar incluso casos de turismo de trasplantes [venta de órganos a extranjeros].

P. ¿Su grupo pretende aplicar esta técnica a otros órganos en el futuro?

R. Sí. El páncreas es un candidato prometedor. También los pulmones o la tiroides. Queremos abordar los órganos que [como el hígado] se desarrollan desde el endodermo [una de las tres capas de células que se forman en las primeras fases del desarrollo embrionario, a partir de las cuales se crea el aparato digestivo, el respiratorio y las vísceras].

P. ¿También el corazón?

R. Consideramos que es posible, aunque este órgano tiene un origen celular distinto [el mesodermo, otra de estas tres capas] y tiene un proceso de desarrollo relativamente distinto.

P. Ustedes han desarrollado yemas de hígado de unos cuatro milímetros. ¿Planean hacer tejidos más grandes?

R. Esto requeriría un sistema capilar de riego interno para la llegada de nutrientes y oxígeno, y evitar así que la estructura se necrosara. Estamos buscando colaboradores para desarrollar este tipo de irrigación in vitro de las yemas que hemos creado con vistas a poder aumentar la escala.

P. ¿Cuándo calculan que llegarán los primeros ensayos clínicos para aplicar su investigación en humanos?

R. En unos siete años. El reto más importante al que nos enfrentamos consiste en conseguir una gran cantidad de yemas [Takebe subraya y marca en negrita estas últimas cuatro palabras en la respuesta] para trasplantarlas a los pacientes, ya que el hígado es uno de los órganos más grandes del cuerpo: contiene más de un billón de hepatocitos [las yemas tienen de tres a cuatro millones de células]. Tenemos que producir una cantidad suficiente a coste razonable. Nosotros proponemos una terapia que consiste en trasplantar hígado en gestación (las yemas), distinto al trasplante de órganos maduros o de células. No hay que olvidar que en Estados Unidos mueren 4.000 pacientes a la espera de un hígado: es fácil de imaginar la cantidad de agregados hepáticos que hay que producir para salvarlos. [En España entre el 6% y el 8% de los 1.100 pacientes que necesitan un hígado en estos momentos morirán antes de recibirlo].

P. ¿Les preocupa la seguridad, hay riesgo de que los microhígados desarrollen tumores?

R. Esta es una cuestión muy importante que deberemos evaluar cuidadosamente. De momento hemos hecho un seguimiento de seis meses a los ratones que hemos tratado y no hemos observado la formación de tumores o teratomas. Por ello, somos muy optimistas.

P. ¿Cuáles son las ventajas de las células iPS respecto a las embrionarias?

R. Podemos desarrollar fácilmente células madre pluripotentes a partir de células adultas sin recelos éticos.

P. Primero fue el Premio Nobel de Medicina de 2012 a Shinya Yamanaka por las iPS, luego el anuncio del primer ensayo clínico con estas células dirigido por Masayo Takahashi hace una semana, y ahora su trabajo. ¿Hay alguna razón por la que Japón esté destacando en esta parcela?

R. No creo que seamos más potentes que Estados Unidos o Gran Bretaña.

P. ¿La juventud una virtud a la hora de abordar estrategias novedosas o arriesgadas?

R. No estoy muy seguro, aunque es verdad que se me pueden ocurrir ideas que gente mayor considere extrañas.

P. ¿Ha encontrado la medicina regenerativa finalmente el camino con las iPS tras los contratiempos con las células madre embrionarias?

R. Creo que sí. Cualquiera puede ahora acceder fácilmente y trabajar con células madre pluripotentes gracias a las iPS.

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