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El primer arancel universitario

El coste de presentarse a Selectividad está entre 111 euros en País Vasco y 243 en La Rioja Los especialistas aseguran que algunos alumnos no tienen para pagar

Pruebas de Selectividad en Barcelona.
Pruebas de Selectividad en Barcelona. CARLES RIBAS

Hoy empiezan las clases para los alumnos de infantil y primaria de Canarias, Madrid, Murcia, Comunidad Valenciana y La Rioja, en el resto lo harán los próximos días. Mientras, los de secundaria apuran los últimos días de las recuperaciones. Y también tendrán una segunda oportunidad los bachilleres de buena parte de las comunidades en la convocatoria extraordinaria de Selectividad, que completarán unas cifras de examinandos que suelen rondar los 280.000.

Este septiembre serán en torno a 40.000 los de Selectividad. Y muchos de ellos, seguramente, se han encontrado con un problema, incluso antes de pensar en la dificultad de este o aquel examen o de si se ha estudiado suficiente durante el verano y en la recta final. Se trata del coste de presentarse al examen, que, entre el precio de la expedición del título de Bachillerato y de la matriculación en las pruebas (las obligatorias y hasta cuatro exámenes voluntarios), es de casi 170 euros de media en España, pero supera los 200 en Asturias, Aragón y Castilla y León y alcanza los 243 en La Rioja. El coste más bajo está en una de las comunidades más ricas, País Vasco: 111 euros. Se pueden hacer menos exámenes voluntarios (y cuesta un poco menos), pero eso, claro, limita las posibilidades del alumno de subir nota. El coste solo del título de bachiller va de los 42 euros en País Vasco a los 61,53 en Baleares.

“Desde 1975 existe la Selectividad en España y yo, que empecé a ser profesor poco después, nunca he visto lo que está pasando ahora, tanta gente sin recursos para pagar. Es salvaje”, decía ante la convocatoria de junio Luciano Fernández, portavoz socialista de Educación en el Parlamento extremeño. Un canario al que vamos a llamar Juan —“Prefiero no decir mi nombre por mis padres”, explica— no se presentó al examen de junio de Selectividad, pese a tener una media de 7,4 en Bachillerato. En su casa no tienen “ni para una botella de agua y no hemos llegado a mitad de mes”. Su padre no trabaja y el poco dinero que gana su madre no se estira más. “No podía pagar los 76 euros de la prematrícula y los 52 del título de bachiller. Mi tutora y la profesora de Filosofía intentaron que otros compañeros se implicasen en pagármelo. No lo consiguieron y, claro, ellas solas no podían afrontar ciento y pico euros”.

Compañeros y profesores adelantan, en ocasiones, el dinero

La hija del tinerfeño Ernesto Padilla se examinó de Selectividad gracias a la generosidad de sus profesores. Él dejó de estudiar en 8º de EGB para comprarse una moto. Desde entonces Padilla, de 50 años, encadenó empleos –“soy un multiusos, trabajé en una librería, en bares…”— hasta que, en 2009, quebró la empresa en la que trabajaba de almacenista por 1.100 euros mensuales. También su mujer perdió su puesto de limpieza y hoy sobreviven con 488 euros, pues otros 364 se van a un crédito que tuvieron que pedir por un asunto familiar. “No dejo de pagarlo por no perjudicar al avalista”, reconoce este tinerfeño que pasó semanas enteras comiendo “arroz con garbancitos”.

“Los profesores calmaron a mi hija: tú no te preocupes, te ayudamos. Y cuando ella me explicó la solución le dije: ‘Tú entrégales un recibí y en el momento en que tengas trabajo se lo devuelves’. Quiero que tenga esa responsabilidad. Que conozca el poder del dinero, porque desde pequeños nos empujan a competir”, prosigue Padilla. Los profesores pagaron también los 76 euros de otro compañero, “no sabemos a quién porque para que no pasasen vergüenza no se lo han dicho”.

El problema no es nuevo y se extiende por toda España, sobre todo teniendo en cuenta que para este tipo de tasas solo suele haber descuentos para familias numerosas, no por dificultades económicas. “El curso anterior pasaban los días y una niña no entregaba los papeles. La llamaban de secretaría para recordárselo y un día se echó a llorar. Contó que su familia estaba en paro y con 100 euros comían dos semanas”, cuenta Alicia Pintor, presidenta del AMPA del instituto Celestino Mutis de Madrid. “En secretaría no lo dudaron e hicieron una colecta. La directora nos propuso que el AMPA hiciese este curso una bolsa de ayuda para estos casos, pero hay demasiadas cosas que pagar. Este año había dos chicos con muchos problemas para juntar el dinero, pero lo han conseguido”, prosigue Pintor. Crear una bolsa entraña polémica ¿a quién sí o a quién no se le da cuando hay tantos padres desempleados?

En otro distrito igual de humilde de Madrid, Puente de Vallecas, está el instituto Nueva Numancia. Este año todos los estudiantes han conseguido reunir lo suficiente. Durante todo el curso se les recuerda el pago para que no se encuentren con la desagradable sorpresa cuando ya es tarde. “En 2012 presentamos a Selectividad a 12 chicos y los profesores adelantaron el dinero a tres (el 25%). A todos los que no van al examen –la mayoría se matricula en un ciclo formativo— se les pregunta el porqué. Y enseguida lo cuentan si depende del dinero. Son pocos alumnos y hay confianza con los tutores”, explica su director, Arcadio Fenoll.

El precio de las carreras también desanima, según UGT

Encontrar testimonios directos es casi imposible, incluso guardando el anonimato. A los chicos y sus familias les avergüenza su situación. El PSOE extremeño calculó en junio que en su región eran 100 las personas en dificultades (FETE-UGT habla de 50).

“Es una burrada el precio. Que hablamos solo del pase a la universidad y hay que tener cuenta que un 30% no piensa en ir, se presenta por si algún día se anima. Y, vistas las tasas universitarias, cada vez serán menos”, dice Antonio Redero, secretario de Enseñanza Pública de FETE-UGT. Él conoce casos de dos institutos del deprimido barrio de Virgen del Cortijo, de Alicante, donde vive. “No es la primera vez que en el barrio se movilizan para que la gente estudie”.

En La Rioja –con las tasas más altas de España— descendió en junio un 3,5% el número de personas que se presentaron a la Selectividad, aunque hubo más bachilleres que el año anterior (también se presentan alumnos de FP superior y mayores de 25 años). En su federación de asociaciones de padres lo achacan a las tasas. “Creemos que está ocurriendo porque la gente no puede pagarse luego la carrera y prefieren ahorrarse 200 euros”, cuenta Ramos Corral, de su junta directiva.

Educación ha retrasado un año la prueba oral de lengua extranjera en Selectividad, que supondrá un aumento del gasto con la presencia de cientos de docentes para examinar a decenas de miles de alumnos. Y poco después, con la Lomce, la Selectividad dará paso a otras pruebas externas y a una específica en cada universidad (si la establecen). ¿Habrá que pagar dos veces?

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Sobre la firma

Elisa Silió
Es redactora especializada en educación desde 2013, y en los últimos tiempos se ha centrado en temas universitarios. Antes dedicó su tiempo a la información cultural en Babelia, con foco especial en la literatura infantil.

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