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“Hay que prepararse para conocer el pasado”

Jaime Ledesma, mediador, ayuda a los hijos adoptados a buscar a su madre biológica y a retomar la relación con ella

Jaime Ledesma, mediador familiar, en 2011.
Jaime Ledesma, mediador familiar, en 2011.c. manuel

Por el despacho de Jaime Ledesma han pasado desde 2009 más de 30 familias que querían reencontrarse. Hijos que buscaban a sus madres. Y él ha compartido con ellos el camino hacia sus orígenes. En los cerca de cinco meses que dura el proceso, este mediador, experto en la resolución de conflictos, trata de desmontar las imágenes mentales que, desde que fueron conscientes de que eran adoptados, han podido hacerse de las mujeres que decidieron renunciar a ellos para que fueran otros quienes los criaran. También trabaja con ellas, para que desmitifiquen la figura de sus pequeños. “Hay que prepararse para conocer el pasado”, dice Ledesma.

Este mediador familiar trabaja con La Voz de los Adoptados, una asociación que, en palabras de su presidenta, Iratxe Serrano, es la única en España que ofrece asesoramiento en la búsqueda de orígenes. Son los hijos, ya mayores de edad, quienes se ponen en contacto con Ledesma. “En la primera consulta creen que es tan sencillo como hacer una llamada y concertar una cita con su familia biológica al día siguiente. Pero es mucho más complicado que eso. No es conveniente irrumpir en la vida de nadie de esa forma”, explica. El proceso de mediación se divide en tres fases: en la primera se trabaja con el hijo adoptivo; la segunda comienza con la localización de la madre y, si ella está de acuerdo, continúa con el intercambio de cartas y fotografías, y la tercera consiste en el encuentro en persona entre ambos. No todos llegan hasta aquí.

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“Los hijos no suelen buscar a su madre desde el rencor. Sienten que ellas lo han pasado mal. De ahí que limemos sus expectativas y nos situemos en todos los escenarios: desde una mujer procedente de una buena familia hasta alguien sin recursos que viva en la calle”, indica Ledesma. “Es muy doloroso para ellos descubrir, por ejemplo, que tienen hermanos porque ella se ha casado”, continúa. El mediador cree que no solo es preciso trabajar con los adoptados. También es muy importante hacerlo con estas mujeres: “Cuando reciben mi llamada muchas rechazan ponerse en contacto conmigo por miedo a que su entorno descubra lo que llevan años ocultando. La mayoría al principio no se siente con valor de mirar a su hijo a la cara. Pero suele cambiar con el tiempo”.

En el momento en que se produce el primer encuentro, Ledesma ha preparado para ellos un guion: saben cómo saludarse y hasta de qué temas hablar. Llegados a este punto, el objetivo del mediador consiste en que puedan establecer una relación sana, con la que ambos se sientan cómodos y en la que no exista dependencia económica o emocional. “Deben tener clarísimo que la otra parte ya tiene una familia”, señala Ledesma. “Quienes emprenden este camino por su cuenta deben lidiar con muchos sentimientos encontrados. Es posible que les salga bien, pero es muy normal que no sepan gestionar la situación”. Por ello reivindica la necesidad de establecer un servicio público de posadopción en España.

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Sobre la firma

María Sosa Troya
Redactora de la sección de Sociedad de EL PAÍS. Cubre asuntos relacionados con servicios sociales, dependencia, infancia… Anteriormente trabajó en Internacional y en Última Hora. Es licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid y cursó el Máster de Periodismo UAM-EL PAÍS.

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