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En el CSIC no se compra por Internet

“Las trabas insensatas no nos permiten adquirir equipos y subcontratar servicios, de forma ágil y rápida”, señala el científico Ramón López de Mántaras.

Ramón López de Mántaras está de acuerdo con los cuatro puntos básicos de la Carta por la Ciencia y, como director del Instituto de Investigación en Inteligencia Artificial (IIIA), del CSIC, ha firmado su adhesión a los mismos. Pero, a su juicio, hay que ir más lejos: “El sistema público de I+D en España, requiere cambios estructurales drásticos. Hay que terminar con la insensata burocracia del siglo XIX, que es tan rígida que no permite reaccionar rápidamente a las necesidades de la ciencia actual”. Y pone algunos ejemplos de “las trabas insensatas que impiden gastar racionalmente el dinero que se obtiene en proyectos estatales o europeos”.

Es imposible para un científico del CSIC, denuncia, algo tan corriente y eficaz como comprar libros por internet. ¿La razón? “Hay que pagar con tarjeta de crédito, y el CSIC no tiene tarjeta de crédito corporativa, ya que existe la extraña figura decimonónica del habilitado pagador que es la única persona en cada instituto que puede pagar las compras”, explica López de Mántaras. Y si uno decide comprar un libro para la biblioteca del centro con su propia tarjeta “no hay forma legal de que se reembolse el dinero”. Como resultado, dice, los libros, sobre todo extranjeros, se acaban pagando al doble de lo que costarían por Internet. Y esto se aplica a todas las compras. “Estas trabas no nos permiten adquirir equipos y subcontratar servicios, incluso fungibles, de forma ágil y rápida”, señala.

Más ejemplos: si un investigador va a un congreso y lleva el billete y el bono del hotel prepagado desde la agencia de viajes, tiene que pedir en el hotel un certificado de que efectivamente ha pernoctado allí porque la factura de la agencia no vale para justificar el gasto, señala López de Mántaras. E incluso abonar la inscripción al propio congreso se está convirtiendo en un problema, dice, porque no se puede pagar por el método habitual de la tarjeta de crédito.

Pero el principal problema del sistema público de ciencia español, con excepciones, “es que no se permite la contratación indefinida de investigadores cuyo sueldo sea negociado y, por tanto, atractivo para poder atraer a los mejores ofreciéndoles sueldos que compitan con los que les ofrecen en otros países, e incluso en el nuestro, como hace el ICREA de la Generalitat de Cataluña”, destaca el director del IIIA.

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