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“Naciones Unidas tiene un doctorado en hipocresía”

El periodista, de 38 años, da voz a las víctimas de las guerras encubiertas de Estados Unidos

Carmen Pérez-Lanzac
El documental de Scahill, Guerras sucias, fue premiado en Sundance.
El documental de Scahill, Guerras sucias, fue premiado en Sundance.Uly Martín

Jeremy Scahill habla con timidez. Pero sus palabras no tienen nada de retraídas: “Estados Unidos se cree una nación superior”. “Naciones Unidas tiene un doctorado en hipocresía”. “No me importa cómo es Obama con sus hijos, me importa cómo es con los hijos de los yemeníes”. Este hombre de 38 años que habla cabizbajo y de pronto te clava sus ojos azules es un periodista de investigación hecho a sí mismo. En 2007 publicó un libro sobre el Ejército de mercenarios más poderoso de Estados Unidos, Blackwater, que fue un éxito de ventas y le dio, de un día para otro, lo que quería: el lujo de trabajar de forma independiente. Este mes publica un libro y un documental sobre la guerra encubierta que su país mantiene en Yemen, Irak, Afganistán, Somalia o Pakistán: Guerras sucias. Y en estos momentos está colaborando con Glenn Greenwald —el periodista de The Guardian responsable del caso del filtrador Edward Snowden— sobre “la relación entre la Agencia de Seguridad Nacional y el programa de asesinatos selectivos de Estados Unidos”.

Y hasta aquí puedo leer. Scahill tampoco cuenta más de su vida privada. “Mientras cubría el desastre del Katrina, en Nueva Orleans, subí a Flickr una foto de tres policías robando cerveza. Empezaron a insultarme y llamaron zorra a mi madre. Desde entonces no doy más información de la necesaria”.

New York Burger. Madrid

  • Hamburguesa Harlem de 160 gramos: 7,90 euros.
  • Hamburguesa Manhattan de 250 gramos: 9,90.
  • Coca-cola zero y dos botellas de agua con gas: 5.

Total: 22,80 euros.

El reportero, que luce un tatuaje de una calavera mexicana con un trébol irlandés, devora en dos bocados la hamburguesa y cuenta que se mantiene alejado de los periodistas caviar, “los amigos del poder”. Hijo de una pareja de enfermeros, nunca le gustó estudiar. Su padre le había dicho: “No dejes que la escuela se meta en tu formación”. Y se lo tomó al pie de la letra. “Cuando empecé la universidad quería dar clase a niños de entre 12 y 13 años porque a esa edad yo fui muy difícil. Pero me aburría. Me mudé a Washington y empecé a trabajar como voluntario en un albergue de vagabundos. En aquella época descubrí a la periodista Amy Goodman, del programa Democracy Now! Pensé: eso quiero ser”, dice sacando un chicle de nicotina —“Soy adicto; llevo dos cajas en la maleta”—.

Investigó junto a Goodman el papel jugado por la multinacional Chevron en el asesinato de dos activistas en Nigeria. “Me di cuenta de que quiero dar voz a quienes no la tienen y vivan en países a los que Estados Unidos tiene en el punto de mira”. Nunca anota nombres reales, solo motes. Hace poco hackearon su ordenador. “Fue un aviso. Ahora encripto todo”.

Scahill no ve diferencias entre la política exterior de Clinton, Bush y Obama. “El actual presidente, que ganó el Nobel de la Paz, que es abogado constitucionalista y que fue elegido con un programa que prometía cambiar la política exterior del país, ha expandido algunas de las peores políticas de Bush, dando vía libre a los ataques con drones que están matando a inocentes y creándonos más enemigos. Esto se va a volver en nuestra contra. Pero hasta dentro de unos 10 años no lo veremos”.

En su documental (premio de fotografía en Sundance y financiado en gran parte con donaciones de filántropos) dice que la vida en Estados Unidos se le hace aburrida. “Fuera me siento más vivo, más humano. Los colores brillan más, el aire es más puro. Me despierto antes y con más energía. No sé por qué”.

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Sobre la firma

Carmen Pérez-Lanzac
Redactora. Coordina las entrevistas y las prepublicaciones del suplemento 'Ideas', EL PAÍS. Antes ha cubierto temas sociales y entrevistado a personalidades de la cultura. Es licenciada en Ciencias Económicas por la Universidad Complutense de Madrid y Máster de Periodismo de El País. German Marshall Fellow.

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