_
_
_
_
_

La mexicana que parió en un jardín dice que le pusieron el DIU sin su autorización

La esterilización forzada y el DIU se utilizan como prácticas públicas de control de la natalidad, denuncia la abogada Martha Figueroa

Paula Chouza

Los abusos de las autoridades médicas con Irma López, la mexicana que dio a luz en el jardín de una clínica de Oaxaca después de que la enfermera le dijera que “se fuera a caminar” porque aún no estaba lista para el parto, vienen de lejos. En una charla mantenida con asesoras jurídicas del Grupo de Información en Reproducción Elegida (GIRE) el fin de semana pasado, la joven les relató que después de un parto anterior los doctores le colocaron el DIU (dispositivo intrauterino) sin consultarle. El método anticonceptivo falló porque Irma volvió a quedarse embarazada. Ofelia Bastida, de GIRE, cuenta que la oaxaqueña no entró en más detalles, pero confirma que la práctica no es un hecho aislado. “Es una forma de control de la natalidad, junto con las esterilizaciones forzadas. Se trata de una política violatoria de los derechos humanos”.

La denuncia la corrobora la abogada chiapaneca Martha Figueroa, quien participa en el III Congreso Latinoamericano Jurídico sobre Derechos Reproductivos que se celebra estos días en Jiutepec (Morelos). “Son políticas muy soterradas, los Gobiernos no lo admiten, pero tenemos denuncias”. Figueroa, del Grupo de Mujeres de San Cristóbal de las Casas A. C., en Chiapas, explica que la población preponderante son “mujeres pobres, indígenas o de municipios marginados”. Guerrero, Chiapas y Oaxaca albergan los municipios con menor índice de desarrollo humano, caracterizados también por tener una alta población indígena: “Pareciera que la solución del Gobierno para acabar con la pobreza es evitar que las pobres se reproduzcan”, afirma indignada.

Para esta abogada los programas sociales como Oportunidades o Solidaridad esconden actuaciones muy crueles. “Se les ofrecen 500 pesos o becas para los hijos a cambio de charlas y si no quieren ir a las charlas, les dan la opción de ponerse el DIU, eso puede cubrir 12 meses de reuniones”. En la mayoría de los casos, asegura, falta información y la esterilización forzada se hace sin que ellas lo sepan. “Eso se puede probar porque en los hospitales no hay traductores, por lo tanto, ellas firman un consentimiento y no entienden lo que está autorizando”. En ocasiones, el testimonio de las mujeres y de los mismos hombres cuando se enteran es terrible: “Ya no soy mujer, ya no sirvo, ya no puedo dar hijos, me han dejado seca, soy tierra muerte, dice Martha a modo de ejemplo.

Martha Figueroa asegura que en la asociación reciben “no tan infrecuentemente” casos de mujeres con dos DIU colocados. “Me acuerdo de una mujer en particular, porque venía con su dispositivo en la mano, que le habían dado en Salud, para que se lo colocáramos en la asociación. Decía que su marido sí le daba permiso para que pudieran tener la ayuda, pero que quería que se lo colocase una mujer, no un doctor hombre. Cuando la compañera empezó a explorarla vio que había un hilo y al tirar de él salieron no uno, sino dos DIU. Y aún así, la mujer venía a ponerse un tercero”. Muchas no saben que lo tienen hasta que se hacen una exploración, asegura.

Una experta asegura que en la asociación reciben “no tan infrecuentemente” casos de mujeres con dos DIU colocados

A Irma López también la obligaron a ir a charlas y a dos revisiones durante el embarazo. Si no lo hacía, el Gobierno le quitaba el derecho al Seguro Popular (la cobertura médica para aquellos que no tienen recursos y no están afiliados a la seguridad social). “Ejercen un control sobre ellas”, asegura Ofelia Bastida. El caso de esta mujer saltó a la prensa nacional con la publicación de una foto en la que se la ve a ella y a su hijo, todavía con el cordón umbilical, después de dar a luz en el jardín de una clínica. El parto se produjo en torno a las siete de la mañana del 2 de octubre en el municipio de San Felipe Jalapa de Díaz, una zona rural situada a más de seis horas en coche de la capital de Oaxaca. Una enfermera de la clínica en la que podía ser atendida le dijo que saliera a caminar, que todavía no estaba lista. Minutos después tuvo a su bebé fuera del hospital.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Sobre la firma

Paula Chouza
Periodista de Política en EL PAÍS. Participó en el lanzamiento de EL PAÍS América en México. Trabajó en el Ayuntamiento de A Coruña y fue becaria del Congreso de los Diputados, CRTVG o Cadena SER. Es licenciada en Periodismo por la Universidad de Santiago de Compostela, Máster en Marketing Político y Máster de Periodismo de EL PAÍS.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_