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Tribuna
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La ambición es positiva

Es obligado que todos los países nos sumemos a un compromiso global y lo integremos en nuestros marcos reguladores

Las negociaciones internacionales que están teniendo lugar en Varsovia sobre cambio climático en el marco de la Convención de Naciones Unidas están atravesando un momento muy relevante. Nos encontramos ante el gran reto de elaborar un nuevo acuerdo internacional de cambio climático que sea jurídicamente vinculante, que sustituya al Protocolo de Kioto a partir del año 2020 y que, a diferencia de Kioto, incluya objetivos de reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero de todos los países.

La sesión de Varsovia será clave para sentar las bases de un acuerdo que mantenga la integridad ambiental del régimen internacional de lucha contra el cambio climático. Es obligado que todos los países nos sumemos a un compromiso global y lo integremos en nuestros marcos reguladores para que avancemos en la construcción de un modelo de crecimiento bajo en carbono.

Para que podamos cerrar un acuerdo en 2015, en Varsovia debemos acordar un proceso claro y definido para conseguir que dicho acuerdo cuente con objetivos de reducción de emisiones de todos los países, objetivos que variarán en función de las respectivas capacidades y responsabilidades.

España, en línea con los planteamientos acordados por la Unión Europea defenderá que los países presenten compromisos de reducción iniciales en 2014, junto con la información adecuada para poder asegurarse de que son transparentes, cuantificables y comparables y que se establezca una fase de evaluación de los mismos para asegurar que el nivel de ambición colectivo es consistente con el objetivo de los 2ºC.

Los últimos informes presentados por el IPCC y, más recientemente, por el PNUMA nos advierten de la urgencia de cerrar la diferencia entre los compromisos de reducción de emisiones existentes a 2020 y los requerimientos de la ciencia.

Pero los esfuerzos aislados pueden resultar vanos si queremos lograr un resultado común que redunde en beneficio de toda la comunidad internacional. En este caso, la ambición es claramente positiva.

Federico Ramos es secretario de Estado de Medio Ambiente

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