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Cataluña endurecerá las sanciones contra pesca furtiva de coral

Culmina con éxito del primer intento de devolver al mar colonias capturadas ilegalmente

La Generalitat de Cataluña trabaja a contra reloj en un decreto para agilizar y endurecer las sanciones por robo de coral (Corallium rubrum), una especie endémica del Mediterráneo cuya principal amenaza es la pesca furtiva. En la actualidad un kilo de coral se puede vender a unos 800 euros, dependiendo de su calidad, más del doble de años anteriores.

El nuevo decreto, que debería estar vigente la próxima temporada, busca acabar definitivamente con el “fantasma” de la impunidad que planea desde hace décadas sobre este círculo cerrado que son los furtivos del coral.

En los últimos 15 años, los coraleros furtivos han saqueado el litoral gerundense desde la costa de Begur a Francia. En este periodo se han decomisado 181 kilos. En total les han impuesto más de un centenar de denuncias administrativas.

En los últimos 15 años se han decomisado 181 kilos de coral saqueado por furtivos

Se está consensuando con el sector un límite en la pesca de coral por licencia y año a 300 kilos, frente a los 400 kilos actuales, y mantener tanto la veda del 1 de noviembre al 30 de abril, como la exclusividad de una decena de licencias anuales para aguas interiores.

La infracción por excelencia de los coraleros, además de la carencia de licencia, es la pesca de coral de una talla inferior a la permitida. Esta representa un 70% de las denuncias.

Los saqueadores de coral también se sumergen en aguas de zonas protegidas y en épocas de veda.

Reimplante exitoso

El nuevo decreto coincide con el éxito del primer intento de devolver al mar colonias de coral capturadas ilegalmente. De los 14,5 kilos reimplantados en las Illes Medes, archipiélago situado frente a la costa de Cataluña, ha sobrevivido el 90%. Su estado de salud no es óptimo, pero siguen creciendo.

Entre septiembre y octubre de 2011 confluyeron una serie de factores que permitieron, por primera vez, devolver a su hábitat natural coral picado ilegalmente. Este objetivo no era “nada fácil de lograr”, vaticinó la bióloga de la UB, Cristina Linares. El hecho de decomisar las colonias justo al salir del agua —todavía con vida— y trasladarlas de inmediato al Consejo Superior de Investigaciones Científicas, donde se pegaron a unas placas hechas de especie de masilla a la espera de su reintroducción, fueron unas circunstancias, según los expertos, difíciles de repetir.

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