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Educación retrasa el pago al ICO de cientos de créditos para másteres

Los posgrado sin recursos se beneficiarán del aplazamiento

Elisa Silió
Alumnas en la facultad de Economía de la Universidad Complutense de Madrid.
Alumnas en la facultad de Economía de la Universidad Complutense de Madrid.Santi Burgos

El Gobierno ha dado un respiro a los estudiantes que pidieron un crédito ICO para sufragar sus posgrados. Aquellos préstamos se establecieron condicionados a que la devolución empezara cuando los posgraduados ganaran más de 22.000 euros anuales al terminar sus estudios, pero en 2010, con la crisis ya presente, el Ejecutivo socialista endureció las condiciones y estableció que el reintegro empezara a los dos años, independientemente de lo que ingresaran los beneficiarios. Ese plazo ha vencido, y parte de los que recibieron el crédito se encuentran con que no pueden devolver las cuotas al no haber encontrado trabajo. El Ejecutivo del PP atiende ahora sus demandas y aplaza hasta cuatro años —dependiendo de la duración de los estudios— la devolución del dinero. Esto supone un respiro al embrollo en el que están embarcados 2.200 estudiantes que en 2010 solicitaron un préstamo a devolver en cuotas de unos 250 euros mensuales de media para pagar un máster o un doctorado. Al menos 500 no pueden reintegrarlo y estaban sometidos a un fuerte acoso bancario.

Cronología del embrollo

2007. Se conceden los primeros créditos ICO Universidad con una dotación de 100 millones anuales. Los prestatarios comenzarán a devolverlo cuando ganen más de 22.000 euros al año. Si en 15 años no alcanzan ese sueldo, se prevé que no lo devuelvan.

2010. El Gobierno, ahogado por los recortes, establece que el crédito comenzará a reintegrarse a los dos años, con independencia de si los estudiantes disponen o no de trabajo.

2011. El nuevo Gobierno suspende los préstamos Renta ICO. Universidad

Mayo de 2013. Los prestatarios del 2010-2011 se agrupan en una plataforma para reivindicar un aplazamiento del pago porque no disponen del dinero que tienen que empezar en ese momento a reintegrar. Hay un envío masivo de cartas de los deudores al Ministerio de Educación reclamando una solución.

Junio de 2013. Comienza el acoso de los bancos. Patricia Fernández, por ejemplo, deja pendiente 100 euros y la llaman cinco veces al día hasta su abono. La asociación de consumidores FACUA denuncia al Banco Santander por publicidad engañosa.

Julio de 2013. Izquierda Plural y UPyD reclaman que los deudores se sometan a las mismas condiciones que los alumnos de promociones anteriores. El ministerio argumenta que la solución es complicada porque en 2010 el dinero lo adelantaron los bancos. Sin embargo, el BOE habla de un presupuesto de 100 millones de euros.

Diciembre de 2013. La enmienda popular en el Senado a los Presupuestos del Estado 2014 que prevé un retraso en el pago es recogida en el BOE.

El trámite de ampliación se hará a través de las sucursales firmando un nuevo préstamo. Lo que el BOE no señala es con qué interés. Y eso escama a los deudores: ¿Si se devuelve en más tiempo subirán los intereses? ¿Si es un nuevo crédito volveré a pagar el notario? ¿Me devolverán los intereses por impago de 30 euros mensuales? Para las respuestas tendrán que esperar.

“Me cuesta creer que lo hayamos conseguido cuando no ha habido manifestaciones; éramos pocos en comparación con los erasmus, desperdigados... Y, sin embargo, se ha tratado el tema en el Congreso”, se complace Jorge Sánchez, que solicitó un crédito para formarse como profesor de secundaria en Madrid.

“El ministerio ha reaccionado porque sabe que si no, no van a cobrar”, sostiene Laura Navarro, de Bellas Artes, madre y profesora interina en paro en Santander. “Me matriculé en un máster de Historia del Arte y Cultura Audiovisual para ampliar el campo. Con los recortes no hay trabajo en la enseñanza pública”.

El Ministerio de Educación cree que algunos no han utilizado el dinero del crédito (hasta 28.000 euros para matrícula y residencia) para costearse los estudios. Por ese motivo, para conseguir su ampliación, el BOE obliga a “garantizar el cumplimiento del objeto por el que se autorizó el préstamo, mediante la acreditación del título de máster o de doctorado”.

Los incumplidores son minoría, aunque alguno ha habido, admite Jorge Sánchez. “Me consta que algunas personas presentaron ante el ministerio el justificante de prematrícula de másteres muy caros en universidades privadas y que luego no los han cursado”, cuenta.

Caso contrario es el de Ana Belén Sierra, graduada en Historia del Arte, que está pagando sus 274,80 euros (no olvida ni los céntimos) a trancas y barrancas. “Me ayudan mis padres, con algo que tenía ahorrado y algún trabajito que voy encontrando”.

Para unos, el acoso de los bancos ha terminado. “Me han estado llamando hasta hace dos meses de lunes a sábado desde las siete de la mañana”, revive la escena el historiador canario Roberto Guerra. “Dejaron de hacerlo porque empezaron los trámites para embargarme”. Roberto explica que no podían quitarle nada, pero “sabía que si un día tengo una nómina me iban a estar embargando durante años”. El máster en Arqueología le ha permitido participar en una misión española que excava una tumba en Egipto: “No me pesa la deuda. Me ha dado más de lo que voy a perder”.

Alba González, graduada en Bellas Artes, en cambio, sí que sigue recibiendo a diario llamadas del banco pese a que el BOE anunció el retraso en el pago el 26 de diciembre. Ha contabilizado más de 20 números diferentes. Era imposible que pagase. Viven ocho personas (de la bisabuela a la bisnieta) con el paro de su padre y su hermano, “pero da igual, no te escuchan, te recuerdan que si no pagas va a ser peor y te recomiendan que pidas ayuda a tu círculo, cuando el mío está igual”.

Trabajar en el extranjero no ha sido una posible solución. Según las condiciones firmadas, si un deudor se establecía en el extranjero durante el periodo de carencia se veía obligado a amortizar todo mensualmente y si no lo notificaba y se descubría, el total de golpe.

Plazos

Los préstamos de estudios de 60 créditos o de un curso académico, podrán ampliar de dos a cuatro años el período de carencia y de cuatro a seis años el de amortización cuando los ingresos no hayan superado los 22.000 euros mensuales. Los de 90 créditos o equivalentes a más de un curso académico, podrán extender de tres a cinco años el plazo de carencia y el de amortización de cinco a ocho años. Los préstamos para estudios de 120 créditos o de dos cursos académicos, podrán prolongar de cuatro años a seis años la carencia y la amortización de 6 a 10 años. El plazo de solicitud termina a mediados de octubre.

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Sobre la firma

Elisa Silió
Es redactora especializada en educación desde 2013, y en los últimos tiempos se ha centrado en temas universitarios. Antes dedicó su tiempo a la información cultural en Babelia, con foco especial en la literatura infantil.

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