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Columna
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Enredados en el aborto

La reforma de Gallardón evidencia la torpeza de un Gobierno alejado del sentir general

Gabriela Cañas

Hay aventuras que no merece la pena emprender. La encuesta de Metroscopia para EL PAÍS publicada ayer sobre el rechazo ciudadano a la reforma del aborto demuestra que la sensibilidad del Gobierno de Mariano Rajoy está muy alejada del sentir general de los españoles. Es un error que también cometió José María Aznar con la intervención en Irak. En este caso, Rajoy, además de mostrar su talante ultraconservador, pone de relieve, una vez más, la torpeza de su equipo. Ambas cosas le podrían costar la derrota electoral en las próximas legislativas.

La torpeza del equipo de Rajoy con errores no forzados ha quedado ampliamente demostrada, pero se ha intensificado en los últimos meses. Gestiona problemas con poca destreza —caso Gürtel, tarifazo, soberanismo catalán— o genera nuevos motivos de discordia —reforma eléctrica, privatizaciones—. Con el aborto, las equivocaciones se han multiplicado. Primero, porque el ahora peor valorado ministro Alberto Ruiz-Gallardón ha insultado a la inteligencia de la gente presentando su proyecto —que impide el aborto en caso de malformación del feto salvo que esté en riesgo cierto la vida de la madre— como lo más progresista que haya hecho en su vida. Segundo, porque es lamentable que el Gobierno aprobara el 20 de diciembre pasado un anteproyecto de ley que no contaba previamente ni con el consenso en su propio partido. Tercero, porque el presidente sigue considerando que no mentar un problema es lo mismo que disolverlo y cuarto porque, en consecuencia, miembros de su partido y de su gabinete, como la vicepresidenta, tienen dificultades para explicarse como ocurrió con la indemnización diferida de Bárcenas. Aquí va un botón de muestra de este viernes sobre cómo se va a mejorar la reforma del aborto: “Hay una tramitación en fase de informes y de órganos que tienen un componente de especialización jurídica importante que habrá que estudiar”. Y añade Soraya Sáenz de Santamaría: “Se van a analizar las opiniones y diferentes sugerencias que se hagan desde los ámbitos a los que corresponden esos informes”. ¡Clarividente!

No sé qué informes le interesan a la vicepresidenta, pero convendría que atendiera algunos datos: el 80% de la gente rechaza su reforma del aborto, el 86% cree que es la mujer la que debe decidir libremente sobre su embarazo y el 71% piensa que este Gobierno improvisa sobre la marcha. Es probable, sin embargo, que solo la amenaza de perder en las urnas mueva a Rajoy y los suyos a reconsiderar sus posiciones. Algo es algo.

Pero a estas alturas se adivina como imparable el perjuicio que tanto desatino va a producir a los intereses generales. Porque lo más probable es que se mantenga el anteproyecto y se ponga a trabajar a los “ámbitos de los informes” y a todo un parlamento en una reforma innecesaria, dado que la vigente ley de plazos está amplia y socialmente aceptada y no ha agravado el problema del aborto, sino todo lo contrario. Más valdría que se centraran en esa ruptura de España contra la que tanto protestaban (y en la que abren nuevos frentes, como el vasco) y en la economía, que, a pesar de los esperanzadores datos macroeconómicos, no va tan bien como proclaman.

gcanas@elpais.es

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Sobre la firma

Gabriela Cañas
Llegó a EL PAIS en 1981 y ha sido jefa de Madrid y Sociedad y corresponsal en Bruselas y París. Ha presidido la Agencia EFE entre 2020 y 2023. El periodismo y la igualdad son sus prioridades.

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