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Una década rodando por Marte

El robot ‘Opportunity’ fue diseñado para funcionar tres meses y sigue activo 10 años después Descubrió que en el planeta rojo hubo agua en el pasado

Marte fotografiado por Opportunity.
Marte fotografiado por Opportunity.nasa

Fue diseñado para funcionar tres meses en Marte y lleva allí una década, afrontando las inhóspitas condiciones de la superficie de otro planeta. Es un inmenso éxito de los ingenieros y los científicos de la NASA que hoy celebran un aniversario con el que no soñaron aquel 25 de enero de 2004 (el día 24 en California), cuando el vehículo autónomo todoterreno Opportunity tocó el suelo del planeta rojo tras un viaje espacial de 456 millones de kilómetros desde la Tierra. El 4 de enero había llegado su gemelo, el Spirit, que también duró mucho más de lo previsto, más de seis años, pero con el que se perdió el contacto en 2010. ¿Quién tiene un coche rodando sin pasar por el taller, sin un repuesto, sin un mantenimiento durante tanto tiempo? Y operando a temperaturas ultrabajas y tormentas de arena en un territorio desconocido. La NASA y sus ingenieros del Programa de Exploración de Marte celebran ahora con lógico orgullo este récord de travesía rodada jamás alcanzado en la exploración espacial automática.

El Opportunity ha recorrido en una década 38,7 kilómetros por el suelo de Marte. Parece poco, pero no fue diseñado para cubrir grandes distancias, sino para ensayar tecnologías y tomar datos científicos, como un geólogo de campo, y en esto se apuntó el descubrimiento de un pasado de agua en el mundo vecino. El vehículo está ahora en el borde del cráter Endeavour y “tiene una salud estupenda para un vehículo de esa edad”, dice el jefe del proyecto John Callas. “A lo mejor, aún tenemos por delante la mejor ciencia [de la misión] por hacer”, añade. Todavía esta semana, la revista Science publica los últimos datos obtenidos por el robot que indican que la zona donde está fue un entorno geoquímico de pH neutro (más apto para vida microbiana que donde hay mayor acidez) hace más de 3.600 millones de años

El robot tiene el récord de travesía en otro cuerpo del Sistema solar

Callas lleva más de 13 años a cargo de este programa del Jet Propulsión Laboratory (JPL) en California (dependiente de Caltech), pero en una década ha habido numerosos cambios en el equipo. Algunos han pasado a otras misiones, como la del robot Curiosity (que llegó a Marte en agosto de 2012), y se ha incorporado sangre joven. La NASA recoge estos días el testimonio de Bekah Sosland, una cría de 14 años cuando llegaron el Spirit y el Opportunity a Marte, que vio el acontecimiento por televisión y descubrió la vocación por el espacio. Ahora, 10 años después, es ingeniera y trabaja en el JPL precisamente en las operaciones del robot activo.

El Spirit y el Opportunity partieron de la Tierra en julio de 2003 hacia dos puntos opuestos del ecuador marciano. Iban plegados cada uno dentro de una cápsula que aterrizó en Marte dando botes envueltas en airbags, una de las ideas más originales de la ingeniería espacial y probada con éxito —una vez— pocos años antes. Al poco de llegar, el Spirit tuvo un problema en su ordenador (por saturación de la memoria) y se quedó mudo unos días soliviantando a sus responsables. Pero lo solucionaron y evitaron que se repitiera la crisis en el Opportunity, que llegó poco después. Desde entonces, y no sin percances que se fueron solucionando (una rueda que se atasca en la arena, algún fallo de ordenador, desgaste de piezas...), funcionaron mucho mejor de lo esperado. El coste de la misión, hasta la fecha, suma unos 738 millones de euros.

La información científica que obtienen estos vehículos (en combinación con la que aportan las naves en órbita de Marte), el desarrollo de ingeniería imprescindible si se quiere explorar in situ los múltiples objetos del Sistema Solar y la fascinación que producen en millones de personas las fotos de otro mundo tomadas en el suelo, como instantáneas que uno hace cuando va de viaje, han dado una enorme popularidad a estas misiones.

Con el vehículo gemelo ‘Spirit’ se perdió el contacto en marzo de 2010

Con el Opportunity, “en la zona de las colinas de Columbia descubrimos pruebas de un Marte caliente, húmedo, violento en el pasado, con explosiones volcánicas, actividad hidrotermal, fumarolas de vapor... nada parecido al Marte de hoy día”, resume el jefe científico de la misión, Steve Squyres, geólogo de la Universidad de Cornell. “En el lugar de aterrizaje del Opportunity hallamos pruebas de un Marte primitivo con agua ácida en el subsuelo que a veces emergía a la superficie y se evaporaba dejando sales como rastro. Era un entorno con agua líquida, pero muy diferente del que nos mostró el Spirit”, continúa. Luego el Opportunity ha llegado al cráter Endeavour, donde ha identificado minerales arcillosos que hablaban de un entorno “más favorable para la vida microbiana, si es que la hubo en Marte”, dice Squyres.

Estos dos rover heredaron la experiencia adquirida, en 1997, con el primer vehículo rodante plenamente satisfactorio en Marte: el Sojourner de la misión Pathfinder, también de la NASA. Los gemelos, con 174 kilos cada uno, son 17 veces más pesados que aquel pequeño artefacto del tamaño de un microondas, con seis ruedas. Spirit y Opportunity, con 1,6 metros de largo y 1,5 de altura, fueron dotados de grandes paneles solares y cinco instrumentos científicos, incluidas cámaras y espectrómetros para analizar las muestras de roca y suelo. El siguiente ha sido el Curiosity, ya un auténtico laboratorio rodante del tamaño de un coche utilitario.

Estos vehículos, aunque incorporando tecnologías más avanzadas en cada uno, se controlan con la misma estrategia básica. Están dotados de sistemas de desplazamiento autónomo, con cámaras y sistemas de detección de obstáculos. Hacen un reconocimiento del terreno en cada momento y envían a la Tierra los datos, donde los llamados conductores, en el JPL —y siempre teniendo en cuenta los objetivos de los científicos—, confeccionan el plan de trabajo y desplazamiento cada día. Envían el plan al vehículo, que lo cumple de forma autónoma y, al final de la jornada, manda los registros de lo que ha hecho.

En la longevidad del Opportunity (y del Spirit), además del buen trabajo de los ingenieros, ha influido favorablemente el viento en Marte que arrecia de vez en cuando y limpia los paneles solares que proporcionan la electricidad para funcionar. Eso sí, los expertos que lo comandan desde Tierra han aprendido, por ejemplo, a aprovechar las inclinaciones del terreno para que la posición del vehículo favorezca la orientación de los paneles hacia el Sol.

Marte de interés científico, Marte como banco de ensayos tecnológicos, Marte por inmensa curiosidad de la gente... Donna Shirley, la responsable de aquel Sojourner pionero de hace 17 años, lo tenía muy claro: “¿Que por qué Marte? ¡Todo el mundo adora Marte!”.

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