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Los expertos subrayan la necesidad de formarse toda la vida

Los no cualificados reciben seis veces menos cursos en las empresas que los universitarios

Elisa Silió
Alumnas en una clase de valenciano en Valencia.
Alumnas en una clase de valenciano en Valencia. josé jordán

La formación continua a lo largo de la vida laboral ha dejado de ser un “consejo piadoso” de un familiar o amigo para convertirse en una “auténtica necesidad” para mantener o encontrar empleo en un mundo cada vez más globalizado y tecnológico. Así lo han puesto de manifiesto los cuatro expertos reunidos en el segundo día de la Semana de la Educación, que la Fundación Santillana organiza desde hace 28 años.

Mariano Fernández Enguita, catedrático de Sociología en la Universidad Complutense, ha puesto el énfasis en la desigualdad de oferta de cursos que proponen las empresas. “No basta con tener una cualificación, sino que esta no la tengan chinos o indios. Y el problema es que la formación a cargo del empleador es seis veces mayor para los universitarios que para quienes apenas tienen estudios de primaria”. Y no solo hay más oferta, sino también más demanda de cursos de los licenciados. “Cuanto más formada está la gente más se forma. Antes la llamábamos formación de segunda oportunidad. Pero hoy, cuando vas a por ella, la gente está aprovechándose de la tercera o cuarta”.

Marta Encinas, que trabaja en el conocido como Pisa de Adultos (PIAAC), recuerda que en España hay el doble de empleos para personas formadas que para quienes no lo están. “A mayores competencias más empleo. También porque la persona es capaz de servirse de más herramientas, como la Red, para encontrar trabajo”, argumenta. E incide en el hecho de que con el paso de los años este cupo de trabajos sin formación va a ir reduciéndose. “No solo porque se lleven las industrias a India o China, sino porque también muchos procesos se automatizan. Aunque algunos trabajos, como el de conductor de autobús o peluquero, van a seguir existiendo”, sostiene la analista de la OCDE. “Alguien con estudios tiene posibilidad de ganar tres veces más que quien no los tiene y eso debería de ser un incentivo para formarse. También goza de una salud tres veces mejor”.

Todos los presentes han estado de acuerdo en que los profesores –de escuela infantil a superior- deben ser los primeros en animarse a esa formación continua pues la labor del enseñante que dicta una lección sin interactuar con sus alumnos es agua pasada. Ayer, en este mismo foro, el ministro José Ignacio Wert les pedía “complicidad” para “crear a los alumnos entornos de aprendizaje individualizados” en la Red. Para ello se necesita libertad de movimientos del docente y autonomía del centro, pero esta no debe de estar alejada de la rendición de cuentas. “Hay que acreditar que la libertad del centro tiene sentido”, opina Ismael Sanz, director del Instituto Nacional de Evaluación Educativa. Y ha puesto varios ejemplos de esta necesidad. Cuando Gales dejó de publicar los resultados de sus pruebas externas , entre 2001 y 2005, el nivel de rendimiento de los centros bajó. O en Texas, en los años noventa, los colegios que iban más rezagados en las pruebas hicieron un gran esfuerzo para progresar y no ser etiquetados de malos centros.

“Los docentes españoles son menos proclives a la participación del alumnado y las clases constructivas que en otros países”, se lamenta Enrique Roca, representante español en PISA 2012. Y pide “recursos suficientes para que el docente pueda atender a la diversidad, no solo a los que van retrasados sino a los de altas capacidades”.

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Sobre la firma

Elisa Silió
Es redactora especializada en educación desde 2013, y en los últimos tiempos se ha centrado en temas universitarios. Antes dedicó su tiempo a la información cultural en Babelia, con foco especial en la literatura infantil.

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