_
_
_
_
_

Las autoridades alemanas alertan contra la compraventa de leche materna

La leche humana cotiza entre los 2,50 y los 7,50 euros por 100 mililitros en la web Las autoridades sanitarias advierten de que puede estar infectada por VIH

Una mujer amamanta a su hijo.
Una mujer amamanta a su hijo.efe

Las ofertas en la web de Tanja Müller son calcadas a las de cualquier página de subastas o de compraventa de artículos de segunda mano por Internet. Se ordenan en un listado con cuatro columnas con la descripción, la localización y el precio del producto, como es habitual. Sorprende la segunda columna, rubricada “Edad del bebé”, pero no es lo que se vende. Las ofertas son de “Rica, nutritiva y satisfactoria leche materna para saciar a vuestro pequeño gorrión” o de “leche de Aquisgrán sin cafeína ni alcohol, extraída en bolsas estériles”. La web de Müller es una bolsa de leche humana, donde mujeres ofrecen el producto de sus glándulas mamarias al precio que quieran. El suministro es por correo o en persona. Este miércoles, la leche humana cotizaba entre los 2,50 y los 7'50 euros por 100 mililitros.

La Oficina Federal de Evaluación de Riesgos (BFR) alertó el martes de los riesgos de utilizar la leche adquirida “a través de las bolsas privadas y otras formas de intermediación”. Advierte el organismo, dependiente del Ministerio de Agricultura y Alimentación, que “la donación de leche materna debería estar sujeta a controles higiénicos equiparables a los de las donaciones de sangre”. No se puede descartar, explican los científicos, que la leche vendida sin control esté infectada por el Virus de Inmunodeficiencia Humana (VIH), causante del SIDA, o por otros patógenos peligrosos como el que causa la hepatitis. Por si fuera poco, también la leche sana “puede sufrir alteraciones higiénicas peligrosas” en su proceso de extracción, envasado y transporte. Además, la leche de una mujer que no sea su madre puede sentarle mal a un lactante.

Tanja Müller, dueña de la primera bolsa privada de leche materna en Alemania, explica que tuvo la idea de fundarla cuando se percató de que su segunda hija era incapaz de tomar toda la leche que ella producía. Según contó al diario muniqués Süddeutsche Zeitung, Müller “tiraba entre lágrimas la leche sobrante, extraída con gran esfuerzo”. Un año antes habría querido dar más leche. Una infección le impidió amamantar a su primer vástago. Müller, cuyo apellido coincide con el nombre de una de las marcas de productos lácteos más famosas de Alemania, decidió que era “hora de hacer algo”.

Müller no se implica en la compraventa. Prefiere que las mujeres se pongan en contacto unas con otras para cerrar los tratos. Los anuncios incluyen una prolija descripción del estado de salud de la madre, los resultados de diversos test, sus costumbres culinarias y su consumo de tabaco, alcohol y otras drogas. La mayoría cuenta someramente otros detalles de su vida: empleo, deportes que practican, tiempo que llevan de lactancia, prioridades en la vida. Insisten casi todas en sus hábitos saludables. No parece importarles exponer así su intimidad. En caso de que lo sea, porque toda la información de los anuncios es voluntaria y no está contrastada por médicos ni a través de análisis clínicos. El servicio no ofrece ninguna garantía. Müller habla de “confianza”. Cada anuncio cuesta 4,99 euros por trimestre. Algunas madres se ofrecen directamente como amas de cría.

Los pediatras del Ministerio de Alimentación no dudan de que “la leche materna es el mejor alimento para los lactantes” y apoyan que “los bebés que no pueden consumir la leche de sus propias madres” reciban este alimento de otras mujeres. Pero para eso, advierten, “se han abierto bancos de leche materna en algunas clínicas infantiles”. Allí se pasteuriza la leche, previamente analizada, “para evitar infecciones”. El problema es que solo hay 13 de estos bancos de leche en toda Alemania. Al que no tenga acceso a esta leche, casi siempre reservada a los niños prematuros o muy enfermos, los médicos les recomiendan comprar productos en polvo. Una opción que rechazan algunas familias. En países como Estados Unidos o Canadá, las bolsas de leche materna están establecidas desde hace tiempo con considerable éxito.

Bertold Koletzko, de la Sociedad Alemana de Pediatría también desaconseja el uso de leche materna sin controlar o el recurso a las amas de cría. Su uso entraña “grandes riesgos, que superan claramente las posibles ventajas” de dar leche ajena y sin control a los lactantes. La web de Müller tiene, de momento, 52 ofertas.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_