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Un hombre mata a su pareja y a la hija de esta en Cádiz

Las víctimas fueron localizadas en su domicilio de Sotogrande En Ceuta, un legionario dispara nueve tiros contra el novio de su exmujer

Un guardia civil vigila la casa donde se encontraron las dos víctimas mortales de Cádiz.
Un guardia civil vigila la casa donde se encontraron las dos víctimas mortales de Cádiz.EFE

La tragedia se repitió ayer, cuando todavía resonaban las reacciones a la macroencuesta realizada entre 42.000 mujeres europeas en la que se señala que una de cada cinco sondeadas reconoció que había sufrido violencia física y/o sexual por parte de una pareja o expareja. Dos casos de supuesta violencia de género, uno en San Roque (Cádiz) y otro en Ceuta, volvieron a centrar el foco en este problema.

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En San Roque, una mujer, de 51 años y nacionalidad belga, y su hija de ocho años fueron localizadas muertas en su casa. La pareja de la mujer fue detenida y hoy pasará a disposición judicial.

La familia residía en régimen de alquiler en la calle Daimiel, en la urbanización Sotogrande de este municipio gaditano. El propietario de la vivienda encontró a las víctimas pasadas las 9.30 cuando se disponía a reclamar las llaves de la casa, que iban a entregar ayer mismo. Tras el hallazgo, el casero alertó a la Guardia Civil, que se hizo cargo de la investigación.

Los agentes acordonaron la zona y tomaron huellas en la vivienda, mientras el hombre de origen belga, pareja sentimental de la víctima, era localizado deambulando por una de las calles de la lujosa urbanización con un corte en el cuello del que tuvo que ser atendido. Posteriormente, fue conducido hasta dependencias de la Guardia Civil donde prestó declaración. Está previsto que hoy pase a disposición del juzgado de instrucción de San Roque, que ha decretado el secreto de las actuaciones.

Las primeras pesquisas apuntan a que la muerte se produjo la noche anterior. La mujer presentaba varias heridas por arma blanca, aunque fuentes cercanas a la investigación, citadas por Europa Press, afirman que ambos cuerpos tenían “síntomas de ahorcamiento y estrangulamiento”.

Además, no se descarta que la herida que el detenido tenía en el cuello se hubiese producido durante el forcejeo con su compañera. Fuentes municipales indicaron que la familia se encontraba de paso en el municipio, ya que no estaban empadronados y, al parecer, tenían la intención de abandonar la zona ayer mismo.

La violencia de género, a menudo, deja víctimas indirectas. En Cádiz ha sido la hija de la mujer. En el caso de Ceuta, también ocurrido ayer, el agresor, un sargento primero del Tercio Duque de Alba de la Legión, se cebó con la pareja de su exmujer. El legionario ingresó ayer en el módulo disciplinario del acuartelamiento Pardo de Santayana, donde cumplirá prisión después de haber acribillado al hombre, otro militar, un soldado profesional que permanece en estado crítico en la UCI del hospital universitario de la ciudad autónoma desde la madrugada del martes.

El autor confeso de los hechos, Pablo M., de 38 años, esperó al joven, que es la pareja sentimental de su exmujer, a medianoche en el aparcamiento del polígono Virgen de África, una populosa barriada ceutí que está conmocionada tras el suceso. Casi sin mediar palabra, le descerrajó al menos nueve tiros, de los que seis le impactaron. A David R. G. una de las balas le ha fragmentado la vesícula, que es lo que más preocupa a los médicos que le atienden, según publicó ayer el diario El Faro de Ceuta.

El herido, de 28 años, no se encontraba solo cuando se produjeron los disparos. En el interior del coche estaba su novia, exmujer del agresor, que fue reconocido por varios testigos, ya que actuó a cara descubierta. La joven tuvo que ser ingresada en el hospital con una crisis de ansiedad. La expareja tiene una hija en común de corta edad.

El suboficial, con licencia de armas, no llegó a ser detenido, sino que se entregó un cuarto de hora después en la comandancia de la Guardia Civil, muy próxima al lugar de los hechos. Se le imputa el cargo de tentativa de homicidio, un delito al que corresponden penas de cinco a diez años.

Con estos crímenes habrá que añadir dos nuevas víctimas mortales por violencia de género a las 11 ya computadas por el Gobierno este año.

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