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La conducta de fumar, espejo de las diferencias económicas en EE UU

En los condados más pobres del país es dónde se consume más tabaco, según un nuevo análisis El tabaquismo es la principal causa de muerte que se puede prevenir y “merece la atención constante por parte las autoridades y profesionales de la medicina y salud"

Carolina García
Tabaco.
Tabaco. EFE

Hace 50 años que las autoridades sanitarias de Estados Unidos intentan erradicar el tabaquismo, pero todavía queda mucho por hacer. Un último estudio federal muestra cómo la conducta de fumar es el espejo de las diferencias económicas en la nación. A pesar del descenso, más que patente en los últimos 15 años a nivel nacional, sobre todo en las zonas urbanas, todavía hoy, el tabaco es algo habitual en los Estados más pobres del país.

Por ejemplo, mientras que en los alrededores de Washington, uno de cada 10 individuos fuma, en Kentucky, lo hacen cuatro de cada 10, según informa un análisis elaborado por el Institute for Health Metrics and Evaluation de la Universidad de Washington, publicado ayer lunes en el Population Health Metrics, y que mide la incidencia de la conducta de fumar entre los años 1996 y 2012. El estudio, el primero con estas características, ha contado con una muestra de 4,7 millones de personas mayores de 18 años procedentes de 3.127 condados de todo el país.

“Las diferencias en el consumo de tabaco son enormes en EE UU. E, incluso, dentro de un mismo Estado”, dijo Ali Mokdad, autor y profesor de la salud mundial en el instituto. "Si solo nos hubiéramos fijado en la media estatal, nos hubiéramos perdido lo que está sucediendo en algunos condados que tienen índices muy altos de fumar", añadió. En Georgia, por ejemplo, la incidencia de tabaquismo es casi del doble entre los condados más pobres y los más ricos. Mientras Forsyth tiene la más baja, del 15,19%, Brantley, muy pobre, tiene una incidencia, la más alta, de 30,17%, explica el análisis.

La prevalencia de fumar, continúa el estudio, varía de forma dramática entre condados, incluso entre Estados, pasando de una prevalencia del 9,9% a un 41,5% entre los hombres y de un 5,8% a un 40,8% entre las mujeres tan solo en 2012. Los condados situados al sur de EE UU, particularmente, Kentucky, Tennessee y Virginia Occidental, y todos aquellos que cuentan con población nativo americana e indígena de Alaska, poseen los más altos porcentajes de cigarrillos fumados; mientras que en condados de Utah y de otros Estados del Oeste de EE UU tienen la incidencia más baja, prosigue el análisis.

Como resultado global, el consumo tabaco ha descendido entre 1996 y 2012 un promedio de un 0,9% entre los varones y un 0,6% anual entre las mujeres -en algunos condados, incluso, el porcentaje llega a una reducción del 3% cada año-. Las tasas de disminución varían según el nivel de ingresos: los condados situados en el quintil -quinta parte de una población estadística ordenada de menor a mayor salario- superior en términos de ingresos, la reducción es más rápida y notable que en los del quintil inferior. En Falls Church, condado de Virginia con la renta per cápita más alta de EE UU, la prevalencia del consumo de tabaco es del 9,9%. En cambio, si se observa que el condado Northwest Arctic Borough en Arkansas, es del 41,5%.

“Estos resultados sobre la prevalencia de fumadores en los condados estadounidenses es una oportunidad para evaluar los puntos en los que se consume más tabaco, dónde la lucha contra el tabaquismo ha sido más lenta. Proporcionan también las herramientas necesarias para poder aplicar estrategias, tanto a nivel local como estatal, y combatir mejor esta adicción”, explican los autores en el texto.

En total en EE UU, un 18% de la población (44 millones de personas) fuma; el precio medio del paquete es de 5,60 dólares; fallecen unas 440.000 personas al año por esta causa, y unos ocho millones viven con alguna enfermedad derivada del tabaco. Los avances médicos y tecnológicos durante estos 50 años han ayudado a precisar y especificar cuáles son las consecuencias exactas de fumar o de inhalar el humo de otros -los conocidos como fumadores pasivos-.

El Centro de Prevención y Control de Enfermedades de EE UU (CDC, en sus siglas en inglés) asegura que consumir cigarrillos provoca cáncer de laringe, pulmón, médula espinal, sangre, de esófago, riñones y en más órganos. Fumar también incrementa el riesgo de embolia, ataque al corazón y cataratas. Además, de dañar al feto y debilitar los huesos, las encías y los dientes.

Toda esta información ha evolucionado en las últimas dos décadas, años en los que Estados y condados de EE UU han introducido una serie de políticas y programas para luchar contra la epidemia de tabaquismo. “A pesar de estos avances, los resultados son inquietantes ya que en un gran número de regiones se han hecho muy pocos progresos”, agregan los autores.

En muchas zonas de EE UU, todavía, “se está fumando a niveles de décadas anteriores, cuando el tabaquismo no estaba categorizado con un factor de riesgo para la morbilidad y mortalidad prematura”. En la nación, el tabaquismo es la principal causa de muerte que se puede prevenir y “merece la atención constante por parte las autoridades y profesionales de la medicina y salud”, terminan.

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Sobre la firma

Carolina García
La coordinadora y redactora de Mamas & Papas está especializada en temas de crianza, salud y psicología, y ha desarrollado la mayor parte de su carrera en EL PAÍS. Es autora de 'Más amor y menos química' (Aguilar) y 'Sesenta y tantos' (Ediciones CEAC). Es licenciada en Psicología, Máster en Psicooncología y Máster en Periodismo de EL PAÍS.

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