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Nace la primera cría de oso melero en Faunia

El nacimiento supone un logro reproductivo ya que en muy pocas ocasiones se reproducen en cautividad

La primera cría de oso melero nacida en Faunia el pasado 20 de marzo.
La primera cría de oso melero nacida en Faunia el pasado 20 de marzo. EFE

La primera cría de la pareja que habita en el área temática de Sombras Silenciosas del zoológico nació el 20 de marzo con un peso de unos 200 gramos y una altura de 20 centímetros, según ha informado este martes el parque. El cachorro sigue protegido por la pareja de Tamandúa tetradactyla en el tronco donde se produjo el parto.

Los hábitos de estos mamíferos insectívoros son crepusculares por lo que las condiciones del área temática de Sombras Silenciosas en Faunia, con una temperatura media de 28 grados y luz de baja intensidad, han resultado totalmente favorables para su reproducción.

La primera pareja de tamandúas llegó a Faunia en 2011. Después de tres años de cuidados y adaptación, han alcanzado, según la nota del zoo, un alto grado de convivencia que ha permitido este "nacimiento histórico", a pesar de su carácter solitario. Durante el mes previo a la gestación, los veterinarios comenzaron a sospechar del estado de la hembra cuando observaron que pasaba gran parte del tiempo en reposo en el interior de un tronco. Una ecografía confirmó más tarde la noticia.

Aunque no está catalogado en peligro de extinción, el oso melero, originario de los bosques y sabanas suramericanos, sufre un deterioro creciente por la destrucción de su hábitat. Esta curiosa especie se caracteriza por unas largas garras curvadas que utiliza para excavar los hormigueros y defenderse de sus depredadores. De la misma forma que las mofetas, utilizan un fétido olor que desprenden lanzando un líquido frente a sus enemigos. Al carecer de dientes, sus potentes mollejas le sirven para triturar la comida que extrae con su larga lengua de 40 centímetros.

A diferencia del oso hormiguero, el tamandúa se caracteriza por su pequeño tamaño, no superior a los 90 centímetros y unos ocho kilos de peso que alcanza en su edad adulta. Su grueso pelaje es de color beis con dos marcas negras a ambos lados de la espalda a diferencia de las crías, que nacen con una capa de pelo blanco que poco a poco se va transformando.

Los cuidadores han asegurado que en un par de meses se podrán observar los primeros pasos de la cría, una vez que baje del tronco del árbol donde ahora permanece protegida por su madre. Una oportunidad única para conocer esta curiosa especie que, en pocas ocasiones, se puede visitar en su primera etapa de crecimiento.

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