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Casi un centenar de detenidos en tres años por explotar a mendigos

La mayoría pertenece a bandas organizadas que captan a sus víctimas en Rumanía Utilizan a niños, ancianos y personas con discapacidad

Casi un centenar de personas han sido detenidas en los últimos tres años acusadas de explotar a personas con el ejercicio de la mendicidad en España. La mayoría de los arrestados son rumanos integrados en organizaciones que se ocupan de captar a las víctimas, trasladarlas a España y después explotarlas. En casi todos los casos les prometen empleos bien remunerados, pero en realidad esto no es más que un engaño para hacer que cada uno de esos mendigos recaude diariamente entre 80 y 100 euros a cambio de un bocadillo y una cama en un albergue público. Estas bandas no tienen el menor escrúpulo en exprimir a niños, ancianos ni discapacitados.

Recaudan entre 80 y 100 euros al día por cada menesteroso que tienen en la calle

La última operación policial ha sido realizada por la Brigada de Extranjería de Alicante, que ha detenido a cuatro personas por obligar a discapacitados físicos o psíquicos a mendigar durante 12 o 14 horas al día en las calles de Alicante y Benidorm. Si no cumplían los objetivos, eran amenazadas con recibir una paliza.

El grupo desarticulado captaba en Rumanía a sus víctimas. La policía ha localizado a cuatro de ellas y ha averiguado que los detenidos les obligaban a pedir limosna de ocho de la mañana a diez de la noche en Alicante, Benidorm y otras ciudades costeras. Los presuntos explotadores pasaban dos veces al día a hacer la colecta del dinero recaudado. Los mendigos no recibían ni un euro y comían gracias a la caridad de bares y restaurantes. Concluida su “jornada laboral”, eran llevados a una vivienda del barrio de Juan XXIII de Alicante. La policía halló en esta casa 10.000 euros en efectivo.

La Unidad Central contra las Redes de Inmigración y Falsedades Documentales (UCRIF) sabe bien cómo funcionan estas redes. “Captan a familias enteras, a las que convencen de que en España tendrán trabajos bien remunerados en el campo. A cada uno le cobran entre 300 y 500 euros por las gestiones. Los meten en un autobús y los traen a Barcelona, Madrid o la costa mediterránea”, explica José Nieto, inspector jefe de la UCRIF.

Les obligan a pedir entre 12 y 14 horas seguidas a cambio de un bocadillo

Una vez en España, los rumanos comprueban que todo era un engaño y se quedan tirados en la calle. Ahí aparece un aparente “buen samaritano” que se ofrece a darles alojamiento y comida a cambio de que mendiguen para él. Desesperados, empiezan a pedir a cambio de una cama en un hotel —que muchas veces es un albergue municipal o de una ONG— y un bocadillo. “Cada mendigo tiene que sacar entre 80 y 100 euros. Si no lo consigue, sus controladores aceptan el pago en especie (teléfonos, bolsos, carteras, gafas, ordenadores), que en muchas ocasiones roban al descuido en bares o terrazas”, explica el inspector jefe.

El Cuerpo Nacional de Policía detuvo a 36 explotadores de mendigos en 2012, a 10 en 2013 y a 40 en los tres primeros meses de 2014. El problema surge a la hora de castigar estas conductas, ya que es difícil aplicar el Código Penal a sus autores. Por ejemplo, no se les puede acusar de explotación laboral porque no media ningún contrato. Tampoco se les puede imputar estafa, porque no suelen ser los que les engañan con falsas promesas de empleo.

Detrás de las personas que causan lástima para obtener unas monedas en cualquier calle o playa española hay toda una red bien organizada, afirma el inspector jefe Nieto. “Las ganancias acaban siempre en Rumanía”, agrega.

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