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OBITUARIO

Ciro de Quadros, impulsor infatigable de la vacunación

El epidemiólogo brasileño luchó por que las vacunas fueran un derecho universal

El epidemiólogo Ciro de Quadros en Madrid, en 2012.
El epidemiólogo Ciro de Quadros en Madrid, en 2012.AGUSTÍN IGLESIAS

Ciro de Quadros tuvo algunos privilegios que todos los que trabajamos en el campo de la salud pública no podemos sino envidiar: trabajar hasta hacer desaparecer por completo una enfermedad de un continente entero, o incluso del mundo. Como epidemiólogo en jefe del Programa de Erradicación de la Viruela en África, fue la persona que encontró el último caso de viruela en Etiopía, en 1976. Un año después se detectaría en Somalia el que a la postre resultó ser el último caso de la enfermedad adquirido de forma natural en todo el mundo, con lo que la viruela se convirtió en la primera (y hasta ahora única) enfermedad completamente erradicada gracias a la acción deliberada de los seres humanos. Y Ciro de Quadros había estado en el ojo mismo del huracán.

Nacido en Río Pardo, Brasil, Ciro de Quadros estudió medicina y salud pública, y consagró su vida a poner el conocimiento al servicio de mejorar la salud de todas las personas, sin importar su nivel económico o cuán remoto fuera el lugar en donde les hubiera tocado nacer. Convencido de que la salud de las poblaciones depende de numerosos factores —desde la medicina hasta la educación, la nutrición o las condiciones ambientales— entre todas las herramientas confiaba sin embargo en una en particular: las vacunas, a las que consideraba la protección más eficaz contra la enfermedad y un derecho fundamental que no debería negarse a ningún niño.

Fue la persona que encontró

Tras un periodo de trabajo en la Amazonía brasileña, se incorporó al Programa de Erradicación de la Viruela de la Organización Mundial de la Salud en 1970, desde donde saltó a la Organización Panamericana de la Salud, invitado en 1976 como director de la División de Vacunas e Inmunización. Ahí lideró las campañas de eliminación de la poliomielitis y el sarampión de las Américas.

Si en Etiopía Ciro de Quadros tuvo que gestionar la inestabilidad derivada del asesinato reciente del emperador y la constante amenaza de secuestro bajo la que vivían los trabajadores de la salud, desde su nueva posición en la OPS se enfrentó a las convulsas guerras que azotaron Latinoamérica en los años ochenta. En mitad de la guerra en El Salvador, consiguió establecer los Días de Tranquilidad, en los que había un alto el fuego virtual para vacunar a todos los niños, mientras que en Perú organizó campañas de educación dirigidas específicamente a los insurgentes. En el resto del continente, fortaleció los Días Nacionales de Vacunación y organizó brigadas para localizar a cualquier niño que no hubiera acudido a su cita en el calendario de inmunización. En 1994, la poliomielitis se declaró eliminada del continente americano, y lo mismo sucedió en 2002 con el sarampión.

Lideró las campañas

Desde 2003, Ciro de Quadros trabajaba en el Instituto de Vacunas Sabin, como vicepresidente ejecutivo y director del programa de sensibilización y educación sobre las vacunas. Más recientemente, tuve el privilegio de compartir con él la codirección del Comité Científico de la iniciativa Década de Vacunas, cuyo resultado fue la publicación y aprobación, en 2013, del Plan de Acción Global de Vacunas de la OMS, organización a la que apoyó también activamente en su actual Campaña de Erradicación de la Poliomielitis. Por su trabajo en la eliminación y erradicación de la poliomielitis, el sarampión y la viruela, de Quadros recibió en 2011 el premio Fundación BBVA Fronteras del Conocimiento en la categoría de Cooperación al Desarrollo, que recogió en Madrid el año siguiente. Otras ocasiones que lo trajeron a España fueron las reuniones del Consejo Asesor Internacional del Instituto de Salud Global de Barcelona, del que era miembro desde su fundación.

Ciro de Quadros estaba enfermo desde hace un tiempo, y a pesar de ser consciente de que esta vez no podría superar el cáncer, nunca dejó de luchar por que las vacunas alcanzaran a todos y cada uno de los niños de este planeta, preocupado como estaba por la deriva de los movimientos anti-inmunización en los países occidentales, y convencido del papel que pueden jugar las vacunas en enfermedades que hasta ahora no se han asociado a las infecciones, como algunos cánceres.

Pedro L. Alonso es director del Instituto de Salud Global de Barcelona (Hospital Clínic de Barcelona) y catedrático de la Universidad de Barcelona.

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