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OBITUARIO

María Cruz Seoane, historiadora de la prensa

Una de las mayores especialistas en la evolución del periodismo español, es coatura de una obra de referencia sobre EL PAÍS

María Cruz Seoane, historiadora del periodismo, en 2004.
María Cruz Seoane, historiadora del periodismo, en 2004.ULY MARTIN

Ahora, cuando acaba de morir, e intento ordenar lo que sabía de ella, me doy cuenta de que ni siquiera conocía su fecha de nacimiento. Vivía en Madrid, creo que desde 1953, pero había nacido en Galicia y solía pasar las vacaciones en su casa de El Puerto de Santa María. Así, su España era toda, del centro a la periferia. Se doctoró en la Complutense, en la especialidad de Filología Románica, con una tesis que luego publicaría con el título de El primer lenguaje constitucional español (Las Cortes de Cádiz) (1968). En los sesenta fue becaria del seminario de estudios de Humanidades que dirigía Julián Marías, dedicado al estudio del XVIII y el Romanticismo español, en el que tuvo como compañeros a Carmen Martín Gaite, Gonzalo Anes o Miguel Martínez Cuadrado. Poco a poco sus trabajos fueron decantándose hacia la historia del periodismo español, convirtiéndose en una de sus mayores expertas, con varias obras de referencia en su haber: Oratoria y periodismo en la España del siglo XIX (1977); los tres volúmenes que componen la Historia del periodismo en España (1983-1998), el último en colaboración con María Dolores Saiz; Una historia de El País y del grupo Prisa. De una aventura incierta a una gran industria cultural (2004), escrito con su hija, Susana Sueiro; y Cuatro siglos de periodismo en España. De los avisos a los periódicos digitales (2007), también con Saiz. Además de ser autora de diversos capítulos dedicados a la prensa en la monumental Historia de España, de Menéndez Pidal, y otros muchos artículos sobre la materia. Podría decirse, por tanto, que en el caso de la historia del periodismo español el genérico tendría que ser el femenino. Hasta su jubilación, en 2004, fue profesora en la Universidad Carlos III, de Madrid.

No quiero concluir sin referirme a otra faceta fundamental en su existencia: el matrimonio, en 1957, con el escritor Daniel Sueiro, con quien tuvo tres hijos. Falleció pronto, en 1986, pero desde entonces su empeño principal consistió en facilitar la edición y difusión de la obra de su marido, de lo que resulta buena prueba varias reediciones recientes. Me consta que conocía bien la historia literaria, que reivindicó la figura del poeta hispanomexicano Luis Rius, y en especial la del artículo literario, sintiendo especial predilección por las piezas de Manuel Alcántara y Eduardo Mendoza, y de los históricos Julio Camba, Gómez de la Serna, César González Ruano y el primer Umbral, pues sabían dotar a sus columnas de un toque humorístico; pero además fue una lectora de ficción constante y exigente, hasta el punto de que todavía la semana pasada estaba leyendo Una manada de ñus, libro de cuentos de Juan Bonilla.

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