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La justicia alemana autoriza el cultivo de marihuana a pacientes crónicos

La prohibición obligaba a los enfermos a gastar entre 600 y 1.000 euros al mes en la droga Entre los demandantes hay enfermos de esclerosis múltiple y otros con dolores crónicos

Una planta de cannabis en Colonia, el pasado 15 de julio.
Una planta de cannabis en Colonia, el pasado 15 de julio.OLIVER BERG (AFP)

Unos 270 pacientes crónicos en Alemania y que estaban autorizados a mitigar sus sufrimientos físicos con el consumo de marihuana recibieron este martes un regalo inesperado de la justicia alemana. En una decisión que puede sentar jurisprudencia en el país, el Tribunal Administrativo de Colonia autorizó a tres enfermos crónicos a cultivar plantas de marihuana para su consumo propio y terapéutico en sus respectivos domicilios.

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La sentencia del Tribunal, calificada como "espectacular" por la prensa germana, le dio la razón a los pacientes que habían recurrido a la prohibición de cultivar plantas de marihuana, una medida vetada por el Instituto Federal de Medicamentos y Productos Sanitarios y que obligaba a los enfermos a comprar la droga a precios prohibitivos –entre 600 y 1.000 euros mensuales-, un gasto que no era cubierto por los seguros médicos.

Durante el proceso, representantes del Instituto Federal habían advertido sobre los riesgos que implicaría la autorización para cultivar la droga en domicilios privados, una medida que podría generar en un tráfico ilegal, si el cultivo sobrepasaba los 100 gramos mensuales que necesitan los enfermos.

Según la prensa, los demandantes que llevaron a juicio al Instituto Federal de Medicamentos y Productos Sanitarios eran cinco hombres de mediana edad: dos enfermos de esclerosis múltiple, dos con dolores crónicos y otro que padecía déficit de atención con hiperactividad. En dos casos, el Tribunal rechazó la demanda por considerar que uno de ellos no había agotado otras alternativas terapéuticas y en el segundo caso, porque la vivienda del paciente se podría prestar para que terceras personas tuvieran acceso a la droga.

La sentencia del Tribunal de Colonia volvió a revivir el debate sobre el consumo de marihuana en el país, una medida que no está penalizada por la ley, pero sí su venta clandestina. Berlín, por ejemplo, legalizó hace 10 años la posesión de drogas blandas hasta un máximo de 30 gramos, al hacer suya una sentencia del Tribunal Constitucional que en 1994 había dictaminado que la posesión de pequeñas cantidades de marihuana y hachís no debía ser considerada un delito, ni tampoco una violación a las leyes vigentes.

La persecución ocasiona costes enormes, la marihuana se mezcla con sustancias dañinas en el mercado negro y el Estado deja de ingresar millones en concepto de impuestos  Lorenz Böllinger, profesor emérito de la Universidad de Bremen

En noviembre pasado, una mayoría de los concejales del distritito de Friedrichshein-Kreuzberg aprobó la creación de coffee shops para combatir el tráfico ilegal que ha convertido el popular parque Görlitzer en el mayor mercado de venta de drogas de la comunidad. La decisión del distrito fue rechazada por el Instituto Federal de Medicamentos y Productos Sanitarios. Un mes más tarde, el país conoció la más reciente iniciativa para legalizar el cannabis, cuando un grupo de distinguidos académicos, liderados por Lorenz Böllinger, profesor emérito de Derecho Penal en la Universidad de Bremen, pidieron al Gobierno un cambio radical en la política antidroga, que consideran poco apta para enfrentar la realidad actual, fracasada y dañina para la sociedad.

"Es absolutamente absurdo catalogar como criminales a las personas que consumen marihuana. La persecución ocasiona costes enormes, la marihuana se mezcla con sustancias dañinas en el mercado negro y el Estado deja de ingresar millones en concepto de impuestos", dijo el profesor Böllinger a EL PAÍS, fue cuando dada a conocer la iniciativa La primera meta de los académicos es conseguir que se cree una comisión especial en el Bundestag, que debe ocuparse de estudiar los pro y los contra de la actual ley y analizar las posibles consecuencias que tendría una hipotética legislación de drogas blandas. "El ejemplo a seguir es Uruguay", dijo el profesor Böllinger.

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