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El infarto también es cosa de mujeres

Ellas prestan menos atención a la salud cardiovascular que los hombres

Elena G. Sevillano
La obesidad durante el embarazo aumenta el riesgo de muerte prematura.
La obesidad durante el embarazo aumenta el riesgo de muerte prematura.Santi Burgos

Las mujeres no son del todo conscientes de que las enfermedades cardiovasculares son la primera causa de muerte entre las europeas de sexo femenino. Y eso, alertan los expertos, provoca que no estén tan atentas a su salud cardiovascular como deberían, que descuiden la prevención de estas dolencias. “Existe una percepción errónea de que los infartos son cosa de hombres. Las mujeres piensan que no les va a pasar, así que no se cuidan y se despreocupan de la prevención. Piensan en el cáncer de mama, pero no en las enfermedades cardiovasculares. A ello contribuye el hecho de que les lleguen más tarde que a los hombres. Ellos pueden sufrir un infarto a los 40 o 50 años; ellas, a los 60 o 70”, ha explicado Alessandro Sionis, director de la Unidad de Cuidados Intensivos Cardiológicos del Hospital de Sant Pau de Barcelona. Distintos estudios presentados durante el Congreso de la Sociedad Europea de Cardiología (ESC), que se celebra en Barcelona hasta el día 3, se ocupan de cómo afectan estas patologías a las mujeres.

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La obesidad durante el embarazo incrementa la mortalidad

La obesidad durante el embarazo supone un riesgo cardiovascular conocido, tanto para la madre como para el bebé. Un estudio presentado durante el congreso ESC ha comprobado que ese sobrepeso tiene graves consecuencias para la madre a lo largo de su vida, puesto que aumenta las probabilidades de muerte prematura y de padecer una enfermedad cardiovascular más adelante. La mortalidad prematura en madres obesas resultó ser un 35% mayor que en aquellas con un índice de masa corporal normal, según un estudio de las universidades de Aberdeen y Edimburgo, que siguieron el estado de salud de 19.000 madres a lo largo de 50 años.

Si mantener un peso adecuado es siempre aconsejable, hacerlo durante el embarazo es especialmente importante, ha asegurado Fina Mauri, jefa de la Unidad de Hemodinámica y Cardiología Intervencionista del hospital Germans Trias i Pujol, que ha destacado otros datos del trabajo: las mujeres obesas durante el embarazo tienen un 37% más de probabilidades de padecer un evento cardiovascular mayor; un 12% más en el caso de las que tienen sobrepeso. “Durante el embarazo el cuerpo soporta una sobrecarga muy importante, y el sobrepeso que se adquiere en ese momento se mantiene a lo largo de la vida. El embarazo es buen momento para aconsejar a la mujer que se cuide, que adopte hábitos de vida saludables”, ha añadido.

¿Por qué el infarto mata más a mujeres que a hombres?

Se sabe que las mujeres presentan más mortalidad por infarto que los hombres. Una investigación finlandesa presentada durante el Congreso ESC revela que la explicación no radica en la diferencia de género sino en el hecho de que las mujeres infartadas son mayores que los hombres y tienen más comorbilidades (otras enfermedades).

La mortalidad prematura en madres obesas resultó ser un 35% mayor que en aquellas con un índice de masa corporal normal

Se trata de un estudio poblacional con 30.000 pacientes infartados que muestra, tal y como se sabía, que el infarto tiene mayor letalidad en las mujeres. Al evaluar las causas y comprobar qué otros factores de riesgo cardiovascular presentaban estas pacientes, vieron que la mortalidad estaba asociada principalmente a la edad y a otras enfermedades asociadas. “Los dos factores que tienen más impacto sobre la mortalidad, además de la edad, son la diabetes y la hipertensión”, ha explicado Sionis.

El cardiólogo ha precisado también por qué se tiene la percepción errónea de que las mujeres padecen menos infartos: se debe a que ellas están más protegidas durante su edad fértil, pero a partir de la menopausia la incidencia del infarto se va equiparando progresivamente en ambos sexos. A medida que avanza la edad, el riesgo se iguala.

Víctimas de la muerte súbita

Otro de los estudios presentados en el congreso sí muestra diferencias por género. Se trata de una investigación danesa que evaluó a casi 2.000 pacientes que habían sufrido una muerte súbita y observó que, en comparación con los hombres, las mujeres presentaban mayor mortalidad. Sionis ha ofrecido dos explicaciones: en primer lugar, que ellas eran mucho mayores, y a más edad, mayor daño neurológico y mayores probabilidades de muerte. Por otra parte, el 78% de las mujeres sufrieron la parada cardiaca en su domicilio, “por lo que hubo menos posibilidades de que otra persona pudiera presenciarlo y realizar una reanimación cardiopulmonar”, ha añadido.

El trabajo constató que, por culpa del tiempo transcurrido entre la parada y la atención hospitalaria, un 63% de las mujeres presentaron “ritmo no desfibrilable, con lo que fue mucho más difícil reanudar el ritmo cardiaco”, señaló el cardiólogo. En España se produce una parada cardiorrespiratoria cada 30 minutos, y se calcula que solo una de cada diez personas sabe realizar correctamente maniobras de soporte vital. De ahí que muchos expertos pidan mayor formación de primeros auxilios, algo a lo que también ha aludido Sionis. Por cada minuto transcurrido tras una parada se reducen en un 10% las probabilidades de sobrevivir.

Más muertes en cirugía cardíaca; menos con TAVI

Otros dos estudios del congreso ESC han mostrado diferencias de género en dos procedimientos para tratar la enfermedad coronaria. Uno constata que la mujer tiene el doble de mortalidad que el hombre en cirugía coronaria, mientras que muestra la mitad que el hombre cuando se le implanta una válvula aórtica por vía percutánea (TAVI), un procedimiento mucho menos invasivo.

Una vez más, la mayor edad de las mujeres cuando sufren una angina de pecho o un infarto de miocardio explica la mayor mortalidad, según Antoni Serra, director de la Unidad de Hemodinámica y Cardiología Intervencionista del hospital de Sant Pau. El estudio holandés siguió a más de 41.000 pacientes sometidos a un bypass (80% hombres – 20% mujeres), y comprobó que las mujeres tuvieron peores resultados y su mortalidad llegó a casi doblar la de los hombres. “Ocurre porque la enfermedad coronaria se manifiesta más tardíamente, por lo que las mujeres tienen más edad y más comorbilidades; en concreto, más incidencia de diabetes, más hipertensión e insuficiencia renal”, ha explicado.

A partir de la menopausia la incidencia del infarto se va equiparando progresivamente en ambos sexos

Sin embargo, y una vez ajustadas las cifras de mortalidad según la incidencia de otras patologías (diabetes, hipertensión), la mortalidad siguió siendo más alta entre las mujeres. “Se debe a las características anatómicas de las arterias coronarias de las mujeres, que son de menor calibre y más tortuosas que las de los hombres, lo que dificulta la técnica quirúrgica de implantar un injerto o un bypass distal a la lesión”, ha explicado Serra. “Por otro lado, muchas mujeres son postmenopáusicas, con problemas de osteoporosis, y se les realizan menos revascularizaciones arteriales completas mediante bypass con arterias mamarias, que son las recomendadas”, ha añadido.

La otra investigación, alemana, demuestra que en TAVI para el tratamiento de la estenosis aórtica severa, la mortalidad de las mujeres es muy inferior a la de los hombres: un 25% inferior en el hospital, y un 33% menor en el seguimiento a tres años. Las TAVI se implantan cada vez más en Europa, con 35.000 válvulas en 2011, según Serra. “Los mecanismos no están claros”, ha asegurado el cardiólogo: “Pero podría deberse a que las mujeres tienen menos enfermedad pulmonar obstructiva que lo hombres, menos enfermedad coronaria, menos infartos previos y un ventrículo izquierdo o bomba que está menos deteriorada”. Eso compensaría la mayor dificultad que presenta introducir la válvula en las arterias femorales de las mujeres, y las complicaciones vasculares y sangrados que comporta.

Las niñas obesas, más hipertensas que los niños

La obesidad infantil no deja de crecer, y a los expertos les preocupa lo que ello significará en el futuro para la prevalencia de las enfermedades cardiovasculares. Un estudio presentado en el congreso de ESC alerta de que las niñas obesas tienen más riesgo que los niños de ser hipertensas. Los investigadores, del Reino Unido, estudiaron a más de 22.000 niños para conocer si hay relación directa entre la obesidad y el desarrollo de hipertensión infantil, ha explicado Mauri.

Las niñas obesas tienen más riesgo que los niños de ser hipertensas

La presencia de hipertensión era del 5,7% en la población general, y del 10% en los niños con sobrepeso. Y mientras el 18,6% de los niños obesos tenían hipertensión o prehipertensión, en las niñas el porcentaje aumentaba hasta el 24,4%. “La pérdida de peso en estos niños tiene gran repercusión, porque la hipertensión es factor de riesgo de la enfermedad cardiovascular en el futuro. Es fundamental la educación, que los niños aprendan a comer de forma saludable”, ha añadido.

Más riesgo de aborto si hay enfermedad cardiovascular en la familia

Las hijas de padres con enfermedad cardiovascular tienen más riesgo de perder un hijo durante el embarazo, según un trabajo de investigadores daneses presentado hoy. Los expertos identificaron a las mujeres que padecieron uno o más abortos espontáneos o pérdidas fetales entre 1977 y 2008, y realizaron un seguimiento retrospectivo a sus padres. Buscaron si estos habían padecido un infarto o un ictus a lo largo de los años. Los resultados mostraron que los padres cuyas hijas habían sufrido abortos tenían un 14% más de riesgo de infarto de miocardio y un 7% más de riesgo de ictus. Ante la posibilidad de que haya asociación entre la enfermedad cardiovascular y el mayor riesgo de aborto, Sionis ha asegurado que hay que hacer más estudios. “Este trabajo sugiere que podría existir un mecanismo común para algunos tipos de abortos espontáneos y perdidas fetales; de esta forma las familias en las que hay una predisposición hacia las enfermedades cardiovasculares podrían tener también mayor riesgo”, ha añadido.

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Sobre la firma

Elena G. Sevillano
Es corresponsal de EL PAÍS en Alemania. Antes se ocupó de la información judicial y económica y formó parte del equipo de Investigación. Como especialista en sanidad, siguió la crisis del coronavirus y coescribió el libro Estado de Alarma (Península, 2020). Es licenciada en Traducción y en Periodismo por la UPF y máster de Periodismo UAM/El País.

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