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ESPACIO

La nave privada Dragon se dirige ya hacia la Estación Espacial Internacional

La NASA inaugura la estrategia de recurrir a servicios comerciales en su programa tripulado El cohete Falcon-9 y la cápsula de carga son desarrollos de la empresa SpaceX

A las 9.44, hora peninsular española, ha despegado el cohete Falcon-9 con la cápsula Dragon desde la base espacial de la Fuerza Aérea estadounidense en cabo Cañaveral (Florida). El lanzamiento ha sido un éxito. Tanto el cohete como la nave son desarrollos de la empresa SpaceX por encargo de la NASA, en su estrategia de privatizar los servicios de transporte a la Estación Espacial Internacional (ISS). Si la misión marcha satisfactoriamente, la Dragón será la primera nave comercial que atraca en la base orbital. “Todavía tenemos que cumplir varios pasos antes de atracar en la estación espacial, pero todo parece ir realmente bien y creo que señalaría este día como un éxito independientemente de lo que pase en el resto de la misión”, ha señalado poco después de la puesta en órbita de la cápsula, el presidente de SapceX, Elon Musk.

“Quiero felicitar a SpaceX por su éxito en el lanzamiento y saludar al equipo de NASA que ha trabajado con la empresa para lograrlo”, ha declarado el director de la NASA Charles Bolden. “Hoy comienza una nueva era en la exploración; una compañía privada ha lanzado una nave espacial hacia la ISS que intentará atracar allí por primera vez. Aunque todavía hay mucho que hacer para cumplir con éxito la misión, hemos arrancado bien”.

La Dragón, una cápsula de carga no tripulada, debe pasar varias pruebas en órbita antes de aproximarse el jueves a la Estación Espacial Internacional (ISS) hasta una distancia de dos kilómetros y medio para probar los sensores y sistemas de vuelo. Si todo va bien y la NASA da la autorización, el viernes se acercará a la base y, desde allí, a unos 10 metros de distancia, los astronautas la agarrarán con un brazo robótico y la engancharán a un punto de atraque en el nodo Harmony. Esta previsto que la escotilla se abra el sábado. Se trata todavía de un vuelo de ensayo y los suministros que lleva la cápsula (unos 500 kilos de ropa y alimentos) no son imprescindibles para la tripulación de la base, en órbita terrestres a casi 400 kilómetros de altura. La Dragon permanecerá atracada en la estación un par de semanas.

El lanzamiento de este Falcon 9 ha sufrido varios aplazamientos en los últimos meses

“Este vuelo es un hito importante para la NASA y SpaceX en el desarrollo de la próxima generación de naves espaciales estadounidenses para llevar experimentos críticos, cargas y suministros a nuestro laboratorio espacial”, ha comentado William Gerstenmaier, subdirector de la NASA para el programa tripulado de exploración.

El lanzamiento de este Falcon 9, que ha sufrido varios aplazamientos en los últimos meses, fue abortado en el último instante el pasado sábado. Justo cuando acabó la cuenta atrás y se había anunciado el despegue (lift off), el cohete se quedó clavado en la plataforma de despegue. Los responsables anunciaron poco después que un ordenador había impedido la partida al detectar que la presión era demasiado alta en la cámara de uno de los motores del lanzador. Los técnicos identificaron la causa a las pocas horas: una válvula que funcionó mal.

Space X, según su contrato con la NASA para este programa por valor de 250 millones de euros, tiene que demostrar la viabilidad del nuevo sistema de transporte espacial y, a continuación, iniciar la explotación del mismo con el envío de una docena de cápsulas a la ISS, cobrando por el total mil millones de dólares. Otras empresas están trabajando también en esta nueva estrategia de la agencia de derivar al sector privado los vuelos a la estación. El plan es que la NASA se centre el desarrollo de su programa tripulado en objetivos más ambiciosos, como los viajes de astronautas a un asteroide o, tal vez, a Marte, pero no tiene aún ni plazos ni fechas para tales misiones. De momento, la agencia está trabajando en un nuevo cohete pesado.

“Felicito a los equipos de SpaceX y de la NASA por el éxito del lanzamiento de esta mañana del Falcon-9”, destaca un comunicado John P.Holdren, asesor del presidente Obama para ciencia y tecnología. “Todo lanzamiento al espacio es un acontecimiento emocionante, pero este lo es especialmente porque representa el potencial de una nueva era en los vuelos espaciales americanos. La alianza con empresas como SpaceX para llevar cargas y, tal vez, tripulaciones, a la ISS es un hito del plan presidencial para mantener el liderazgo americano en el espacio. Este papel ampliado del sector privado liberará más recursos de la NASA para que pueda volcarse en lo que mejor sabe hacer: abordar los mayores retos tecnológicos en el espacio, incluidos los vuelos tripulados más allá de la órbita baja terrestre”.

El asesor de Obama para ciencia y tecnología felicita a la NASA y a SpaceX

La NASA ha utilizado rutinariamente cohetes del sector privado, sobre todo Atlas y Delta, para lanzar al espacio misiones de exploración interplanetaria sin astronautas (incluidas las de Marte), telescopios y satélites de observación de la Tierra. Pero hasta el año pasado se ocupaban de la ISS, por parte estadounidense, exclusivamente los transbordadores. Tras el último vuelo de esta familia de naves complejas y costosas, en julio de 2011, los astronautas de la NASA van y vienen a la estación en las cápsulas rusas Soyuz; de los suministros se ocupan los cargueros rusos así como las naves automáticas europeas ATV y las japonesas HTV.

“Esta misión anuncia el amanecer de una nueva era de la exploración espacial, una era en la que hay un elemento comercial significativo”, ha explicado Musk. “Es como Internet a mediados de los años noventa, cuando las empresas comerciales entraron en lo que originalmente era un entorno gubernamental. Creo que estamos en un punto de inflexión similar en el espacio y espero y creo que esta misión será histórica al marcar ese punto de inflexión hacia el avance rápido en la tecnología del transporte espacial”.

El programa COTS (siglas en inglés de Servicios de Transporte Orbital Comerciales) empezó a tomar cuerpo tras el accidente del transbordador Columbia, en 2003, cuando la NASA se replanteó sus planes futuros en el programa tripulado. Puso en marcha el proyecto Constellation, para desarrollar dos cohetes, el ligero Ares I y el pesado Ares V. Pero, tras una evaluación e informe de expertos independientes que desveló que la agencia no podría cumplir sus planes en los plazos previstos con la financiación disponible, claramente insuficiente, el Gobierno estadounidense dio el giro en su política espacial hacia la privatización de los servicios de la ISS para dedicar los esfuerzos de la agencia a futuras misiones de exploración más ambiciosas.

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