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EE UU detecta cesio radiactivo en atunes rojos procedentes de Japón

Los niveles encontrados en los peces no son dañinos ni peligrosos para el consumo humano

Carolina García
Un pescador revisa un atún rojo del Pacífico en enero de 2012 (Tokio).
Un pescador revisa un atún rojo del Pacífico en enero de 2012 (Tokio). YOSHIKAZU TSUNO (AFP)

Científicos estadounidenses han encontrado leves niveles de cesio radiactivo en varios especímenes de atún rojo del Pacífico que migraron el año pasado desde la costa de Japón a la de California. “Exactamente recorrieron unas 6.000 millas”, según explica un estudio elaborado esta semana en el diario Proceedings of The National Academy of Sciences. La investigación concluye que los niveles detectados no son dañinos para el consumo humano. Es el primer estudio que describe cómo el material radiactivo viaja muy rápido y largas distancias.

“El resultado fue sorpendente por dos razones. La primera, porque la radiación procedente de Fukushima no se había mostrado anteriormente en vida marina lejos de Japón, y la segunda porque los resultados nos mostraron que la migración del atún rojo procedente de este accidente nuclear se conectó con el ecosistema de la corriente de California, al menos en términos del cesio-134 y cesio-137”, ha explicado Daniel Madigan, científico de la Universidad de Stanford y autor principal del estudio, a este periódico vía correo electrónico.

"Además es necesario resaltar que en todos los peces muestreados, 15 atunes rojos, hubo rastro de radiación.  Esto significaba que cada pescado estuvo expuesto a la descarga de Fukushima lo suficiente como para retener el cesio antes de llegar a la costa", ha añadido Madigan. Los peces se capturaron en la costa de San Diego en agosto de 2011 -cinco meses después del accidente de nuclear de Fukushima-.

Los niveles de cesio encontrados son 10 veces mayores que los medidos en la costa de California en años anteriores, aunque siguen siendo todavía muy bajos y no hay riesgo para la alimentación, apunta el informe. Exactamente, los investigadores hallaron altos niveles de cesio-137 y cesio-134, dos elementos primarios que se producen durante una fusión nuclear y que tienen tendencia a concentrarse en los músculos de los peces.

La cantidad de cesio-137 encontrada es cinco veces mayor que los niveles de residuos de armas nucleares hallados en el fondo marino. Y antes del accidente de Fukushima, el cesio-134 era indetectable en la vida marina, según explican los investigadores en sus conclusiones. “Por tanto, los resultados son inequívocos. Fukushima es la fuente”, aseguró Ken Buesseler, del Instituto Oceanográfico Woods Holes, Maryland, a la cadena de televisión CBS.

Tras el terremoto de magnitud 9 y el posterior tsunami de marzo de 2011 en Japón, que dañó gravemente los reactores de Fukushima, se hallaron restos de radiación en peces pequeños y plancton de aguas japonesas. Sin embargo, los científicos no esperaban que la lluvia radiactiva pudiera navegar a través del atún rojo del Pacífico, ya que esta especie suele metabolizar o expulsar este tipo de sustancias. "Estos peces eliminan entorno a un 2% de cesio cada día", ha puntualizado Madigan.

Los atunes rojos pueden llegar a medir más de tres metros y pesar cerca de 450 kilos. Según los científicos, las tortugas, los tiburones y algunas aves marinas también podrían estar afectadas. "Vemos este estudio como la prueba de que los peces pueden adquirir radiactividad en el oeste del oceáno Pacífico y  transportarla a otras regiones. Esto nos puede enseñar con más exactitud sus patrones migratorios. En 2012, vamos a investigar más ejemplares de esta y otras especies pelágicas. Nuestro objetivo es averiguar si existen más animales que transportan material radiactivo a otros ecositemas situados lejos de Japón", ha concluido el científico. 

El atún rojo es muy apreciado, sobre todo para la elaboración de sushi. Sus precios en Japón son elevados: una tajada delgada de este alimento puede llegar a costar 24 dólares (19 euros). El 80% del que se consume en este país procede en su mayoría del Pacifico y el Atlántico.

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Sobre la firma

Carolina García
La coordinadora y redactora de Mamas & Papas está especializada en temas de crianza, salud y psicología, y ha desarrollado la mayor parte de su carrera en EL PAÍS. Es autora de 'Más amor y menos química' (Aguilar) y 'Sesenta y tantos' (Ediciones CEAC). Es licenciada en Psicología, Máster en Psicooncología y Máster en Periodismo de EL PAÍS.

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