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Osos promiscuos

Las especies polar y parda ya se hibridaron en pasadas crisis climáticas Siempre han sido consideradas razas distintas

Javier Sampedro
Osos polares en la costa ártica de Alaska.
Osos polares en la costa ártica de Alaska.CORDON PRESS

Los recientes casos de hibridación entre los osos polares y sus parientes marrones del sur, como el gigantesco grizzly canadiense, no son una novedad. El análisis de sus genomas acaba de demostrar que los osos polares y los pardos se han hibridado ocasionalmente durante los últimos cientos de miles de años. La evolución de estos animales ha estado estrechamente asociada a las crisis climáticas fundamentales del pasado. Las dos especies han permanecido esencialmente independientes desde su separación evolutiva, hace 5 millones de años, pero sus genomas aún llevan las huellas de sus ocasionales encuentros sexuales durante esa era.

La hibridación entre especies próximas, o recientemente separadas en distintos linajes, tampoco es ninguna peculiaridad de los osos. La genómica también ha revelado en los últimos años apareamientos ocasionales entre los humanos modernos y los neandertales en Europa, y entre los primeros y otra especie arcaica hasta el momento no identificada por los paleontólogos en Asia. Estos eventos tuvieron lugar hace unos 40.000 o 50.000 años. Ampliando el foco, nuestros ancestros homínidos también se hibridaron ocasionalmente con los chimpancés —o mejor, con los ancestros de los chimpancés— después de que ambos linajes se separaran hace unos seis millones de años.

Los osos son un buen modelo para estudiar la evolución, la especiación (generación de nuevas especies) y la adaptación a diversos climas en tiempos recientes, o recientes en las escalas de los evolucionistas, que viene a significar en los últimos cinco millones de años. Los osos polares (Ursus maritimus) y los osos pardos (Ursus arctos) se han considerado siempre especies distintas, como indican sus nombres técnicos. Se han descrito, sin embargo, apareamientos entre individuos de ambas especies mantenidos en cautividad, y también se han detectado dos casos de hibridación natural en los últimos años.

Un consorcio de científicos de la Universidad Estatal de Pensilvania, el centro de ingeniería y ciencias ambientales de Singapur y otra decena de instituciones internacionales ha abordado ahora la cuestión con las modernas técnicas de secuenciación genómica (lectura de todos los genes de varios individuos de las dos especies) y ha comprobado que los osos polares y los pardos ya se habían hibridado en el pasado remoto, probablemente coincidiendo con acontecimientos de cambio climático bien conocidos por los geólogos.

Los científicos han partido de muestras de sangre tomadas de osos polares, osos pardos y osos negros americanos, y también de ADN extraído de una mandíbula perteneciente a un oso polar que vivió hace unos 120.000 años. Sus datos revelan que los osos pardos del archipiélago de Alexander, en Alaska, comparten entre un 5% y un 10% de su genoma con los osos polares, lo que demuestra sucesos antiguos de hibridación entre ambas especies. Los datos también indican que los osos polares han sufrido una fuerte y prolongada declinación en el tamaño de su población durante los últimos 500.000 años, lo que explica su escasa variabilidad genética actual.

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