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Pruebas para predecir la metástasis del cáncer de mama

Análisis de lípidos y del ganglio centinela permiten predecir la evolución del tumor

EL PAÍS

El cáncer de mama es el más frecuente en mujeres. Cada año se diagnostican entre 18.000 y 20.000 solo en España. Esta relevancia y el hecho de que exista una prueba diagnóstica fiable, las mamografías, ha hecho que sea, a la vez, uno de los tumores que mejor se conocen. Por eso, la tasa de curaciones es muy alta. En los casos de diagnóstico temprano, más del 75% de las afectadas sobrevive cinco años (el tiempo que se considera mínimo para suponer una curación). Dos de las complicaciones más frecuentes del resto son las que se refieren a la metástasis y a la afectación de los ganglios de la axila. Y sendos trabajos publicados recientemente proponen técnicas para predecir su evolución.

Una de las pruebas básicas que se hacen a una mujer cuando se le diagnostica un cáncer de mama para predecir su expansión es ver si los ganglios de la axila están afectados. Para ello se toma lo que se denomina el ganglio centinela (el más cercano al seno). Como una de las complicaciones más frecuentes es que el tumor pase al sistema linfático, lo que se suele hacer es extirpar el ganglio. Y, muchas veces, no solo el afectado. Como medida de prevención, se suele operar y extraer los demás.

Esta práctica o está exenta de molestias y riesgos. Al aumentar la zona intervenida, las molestias para la mujer son mayores. Inflamaciones, dolor y pérdida de movilidad del brazo correspondiente son comunes. A acotar esta práctica se dirige uno de los estudios, que ha publicado en European Journal of Cancer un equipo dirigido por Francisco Vizoso, jefe de la Unidad de Investigación de la Fundación Hospital de Jove de Gijón.

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Para decidir cuándo hay que eliminar todos los ganglios de la axila, se buscaron marcadores (proteínas) en el afectado. Tras un primer análisis de la expresión de 10 factores en los ganglios axilares de 50 mujeres con cáncer de mama que se sometieron a la extirpación de todos los ganglios, se comprobó que la expresión de una proteína llamada colagenasa intersticial o MMP-1 por las células inflamatorias predecía significativamente la afectación tumoral de más de un ganglio. O, al contrario, si en este ganglio, las células inflamatorias no expresan ese marcador (proteína), el resto de los ganglios no tienen afectación tumoral y, por tanto, se evita su extirpación, indican los autores del trabajo.

Además, aunque de una manera que podría denominarse secundaria, pone una vez más en evidencia la relación entre procesos inflamatorios y tumorales, lo que va en la línea de que el abordaje de los cánceres debe de ser cada vez más multidisciplinar. Junto a los procesos inflamatorios, que están intrínsecamente ligados a muchos tumores, hay también una clara relación entre cáncer y algunos procesos infecciosos —aunque eso no sea tan relevante en el de mama— y ambientales, que afectan directamente a lo que se denomina la epigenética, que son los factores que hacen que un oncogén se exprese o no (es el caso del tabaco, por ejemplo).

Para prever la capacidad de metástasis del tumor (la posibilidad de expansión a otros órganos o tejidos), se ha presentado otro trabajo, que ha publicado PLOS One. En este caso, han sido investigadores del Investigadores del Instituto de Investigación Biomédica de Bellvitge (Idibell) y del Instituto de Ciencias Fotónicas (ICFO) quienes han colaborado y han desarrollado una herramienta que predice la capacidad de propagarse del tumor. El trabajo lo ha dirigido Àngels Sierra, del Idibell.

Se trata de un análisis de la cantidad de lípidos que hay en las células tumorales. De los compuestos de los organismos, los lípidos tienen una doble función: estructural (forman parte de la membrana celular) y energética (son, junto con los hidratos, una reserva de calorías). Por medio de una técnica denominada espectroscopia de Raman, los investigadores han logrado crear una especie de clasificación de las células en función de la propensión que van a tener para migrar y causar tumores lejos del foco inicial. “Es un primer paso hacia la estratificación de las células de cáncer de mama utilizando esta herramienta rápida y sin reactivo”, ha dicho Sierra.

Extirpar el sistema linfático de la axila perjudica a las mujeres

La idea es que al haber mayor actividad se generan más ácidos grasos, y que esto indica una mayor propensión a la metástasis. El contenido de lípidos de las células de cáncer de mama podría ser una medida útil para determinar diversas funciones acopladas a la progresión del cáncer de mama, y así adelantarse a futuras complicaciones.

El método tiene la ventaja de que trabaja directamente con las células tumorales, y a diferencia de otros métodos que se han ensayado, no requiere un análisis genético. En cambio, es más predictivo que diagnóstico. Es decir: se sabe cómo se va a comportar el tumor, pero no supone una diana terapéutica para impedirlo.

Ultrasonidos antes de extirpar

ISABEL FERRER, La Haya

El Hospital Universitario de la ciudad holandesa de Utrecht ha utilizado por primera vez en el mundo los ultrasonidos para destruir el cáncer de mama. La nueva técnica combina la resonancia magnética (MRI) con los disparos de ultrasonido de gran intensidad (HIFU, en sus siglas en inglés), para quemar las células malignas sin necesidad de extirpar el pecho. Los tumores se calientan a temperaturas entre 60 y 90 grados centígrados, y las células muertas son eliminadas luego por el propio cuerpo. Hasta ahora, el método solo se había aplicado al tratamiento de los miomas de matriz y para combatir el dolor del cáncer de huesos.

Según el radiólogo Maurice van den Bosch, director del ensayo clínico de Utrecht, al menos una cuarta parte de las mujeres afectadas podría beneficiarse del ultrasonido. “Es para tumores pequeños sin metástasis. Lo mejor es que la piel queda intacta porque no tocamos el exterior. Es como operar sin abrir”, ha dicho. Marco van Vulpen, otro de los especialistas adscritos a la prueba, ha subrayado las ventajas de ver bien el tumor con el avanzado sistema de resonancia magnética utilizado. “A mayor visibilidad, menos dañamos las células sanas”, señala.

Otra de las novedades de la aplicación es la postura de la paciente. Echada boca abajo en una camilla, introduce el pecho en un hueco y lo deja ahí suspendido. Al no aplastarse, como sucede en otros aparatos, los médicos pueden ver mejor el tumor, su tamaño y desplazamiento, y aplicar el ultrasonido desde distintos ángulos. En las operaciones convencionales se suele extraer mucho más tejido del necesario para asegurarse de que un tumor, que suele tener entre 1 y 1,5 centímetros, ha sido extirpado por completo. Con la nueva intervención, la enferma solo necesite anestesia local, o bien sedación, y puede regresar a casa el mismo día más relajada.

En Utrecht esperan tratar a 30 pacientes durante el ensayo clínico. El grupo entero será sometido, de todos modos, a una operación tradicional para comprobar la eficacia del ultrasonido. “Es lo adecuado en una prueba de estas características. Pero esperamos que pueda utilizarse de forma rutinaria en el futuro”, dice Van den Bosch. El Hospital Universitario de Utrecht ha aprovechado los nuevos diseños de la multinacional electrónica Philips, adaptados a la anatomía de la mama femenina, para lanzar las cargas de ultrasonido contra los tumores. Una de cada nueve mujeres holandesas padecerá la enfermedad a lo largo de su vida. En España hubo 22.000 casos en 2008, según datos de la Asociación Contra el Cáncer.

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