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La mujer acusada de matar a su hijo en Menorca en 2008 no recuerda cómo fue

El cuerpo del niño, de nueve años, fue hallado en una maleta dos años después de su muerte

Mónica Juanatey, acusada de ahogar a su hijo, en el juicio.
Mónica Juanatey, acusada de ahogar a su hijo, en el juicio.M. T. Díez (EFE)

La mujer acusada de matar a su hijo de nueve años en 2008, Mónica Juanatey, se enfrenta este martes a la segunda sesión del juicio con jurado. Declaró ayer en la Audiencia de Palma de Mallorca con la cabeza ladeada y está en el banquillo con el rostro semicubierto por su melena rizada. Evita mirar a los miembros del jurado popular que determinarán si es culpable. El fiscal le pide 20 años de cárcel. Mónica sollozó y quedó sin palabras al ver la gran maleta roja con la que el niño llegó a Menorca, en julio de 2008, y en la que, dos años y medio después, fue hallado su esqueleto, en un monte de la isla. Ella asumió que metió el cuerpo en la maleta y después la lanzó al monte, pero dice no recordar qué pasó.

“Aún lo quiero”, afirmó Mónica, que no negó haber dado muerte al hijo porque no rechazó las versiones inculpatorias que dio ante la policía dos años atrás, tras ser detenida. Entonces asumió que ahogó al menor en la bañera y que dos o tres horas más tarde dejó la maleta con su cuerpo, entre matorrales, en una torrentera aislada. Matizó que la policía la emplazó a confesar al decirle que el cadáver tenía el cuello roto y un golpe en la cabeza.

La única imagen que recuerda la madre es la de ella acunando el cuerpo mojado de su hijo, con las extremidades inertes, sin respuesta. “Le alzaba los brazos y no los movía”, indicó. “Sinceramente no sé [cómo pasó], como tampoco qué fue lo que ocurrió”. Y agregó: "No puedo describir qué pasó porque no me acuerdo, pero es que allí no había nadie más".

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Mónica, natural de Noia (Galicia) y que ahora tiene 32 años, era madre soltera. Trabajó en limpiezas de playas, en una carnicería y de auxiliar de vigilancia en el aeropuerto de Menorca. Se trasladó a la isla tras contactar con un hombre y mantuvo otras relaciones paralelas, según se narraron en la vista diferentes testigos.

Se casó, siendo presa preventiva, con otro amigo que conoció por Internet, antes del crimen. En la prisión ha concursado en un certamen de narrativa para internos con un cuento de naturaleza fantástica sobre un episodio de una madre que muere al nacer sus dos hijos.

La supuesta criminal, entre la muerte de su hijo y el hallazgo casual de sus restos en el monte, hizo creer a sus familiares y amistades que el menor seguía con vida. Muy activa usuaria de las redes sociales, ofreció una personalidad virtual al pequeño después de muerto. Al padre adoptivo –del que estaba separada y vivía en Galicia- le comunicó que había fallecido en un accidente, atropellado. Al estar en paro siguió cobrando el subsidio con el plus de maternidad aun con el menor ya fallecido.

A quien era su pareja en Menorca le explicó que era un sobrino. A la víctima le advirtió “llámame tita [tía]”. El fiscal, Eduardo Norro, aseguró que Mónica tejió “una red de mentiras y manipulaciones” y que “impidió toda defensa a su hijo” al ahogarle en la bañera.

El cadáver fue identificado gracias a que el nombre del niño y varias letras manuscritas, apenas visibles, estaban grabados en el estuche escolar hallado en la maleta junto al esqueleto del menor. Llevaba dos cursos sin ser escolarizado y su DNI no había sido renovado. La policía resolvió el caso en poco más de una semana.

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