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El médico a 40 minutos en coche (o 15 en helicóptero)

Los vecinos de algunas poblaciones viajarán más de media hora si necesitan asistencia médica de noche

Alejandra Agudo

Las calles de Loranca de Tajuña (Guadalajara) son empinadas y resbaladizas para los neumáticos de un coche si llueve. El pueblo es, sin embargo, pequeño y en pocos minutos se llega a la carretera que une este municipio con su nuevo punto de atención continuada (PAC), Los Manantiales, al oeste de la capital de la provincia, centro asignado a esta población tras el cierre del servicio de urgencias nocturnas en Chiloeches al que acudían hasta el pasado lunes. Los vecinos de Loranca tardarán ahora 40 minutos, según la comprobación que ha podido hacer este periódico, en un viaje en un turismo respetando el límite de velocidad. Una cifra lejos de la que dijo el martes María Dolores de Cospedal, la presidenta regional, cuando destacó que el cambio de horario afectaba a “municipios de una población pequeña que tienen servicios de urgencias a 15 minutos”.

El caso de Loranca de Tajuña no es único. Decenas de municipios y pedanías quedarán a más de media hora del centro de salud al que deben acudir en caso de necesitar asistencia durante la noche, por al cierre de 21 PAC en la comunidad. Algunos alcaldes del PSOE de los municipios afectados han anunciado que demostrarán ante notario que el trayecto que separa sus poblaciones de su médico en horario nocturno supera los 30 minutos, límite que establece la Ley 137/1984. Con los resultados acudirán a los juzgados para denunciar la medida.

Fuente: elaboración propia y GoogleMaps.
Fuente: elaboración propia y GoogleMaps.EL PAÍS

“La atención de urgencia está garantizada con helicópteros y tres tipos de ambulancias, que llegan en menos de 15 minutos”. El responsable de comunicación de la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha, Fernando Urrutia, defiende con estas palabras que ningún vecino quedará desatendido. El Gobierno regional esgrimía esta misma explicación en una nota publicada ayer, en la que se decía que “quienes necesiten de atención inmediata pueden llamar al Centro Coordinador de Urgencias 112, desde el cual se les pondrá en contacto con los recursos adecuados sin ninguna demora”.

“Con un enfermo detrás, ese camino se hace muy largo”, dice una vecina

El comunicado subrayaba asimismo que “las urgencias graves no se atienden en los puntos de atención continuada. Unas urgencias para las que, tal y como ocurría antes de la reestructuración de los PAC, se movilizan los dispositivos necesarios a través del 112 y que se tratan en los centros adecuados”. El Colegio de Médicos de Castilla-La Mancha no cree que este método sea el correcto. Su presidente, Francisco Parra, considera que es un médico el que tiene que “ver” al paciente y decidir si una dolencia es urgente o no. “Por teléfono no se puede y las personas tienen una percepción del dolor muy distinta. Alguien puede pensar que no le pasa nada grave y puede que esté sufriendo un infarto”. “Otros pueden creer que lo que les pasa es grave, movilizar una ambulancia y luego no sea nada”, añade.

La ley, sin embargo, no estipula que una población tenga una ambulancia o helicóptero a menos de media hora. El texto dice que “cuando la zona de salud esté constituida por varios municipios se fijará uno de cabecera, cuya ubicación no será distante del resto en un tiempo superior a 30 minutos con los medios habituales de locomoción”. “Es verdad que aquí vienen helicópteros si hay una urgencia grave”, reconoce Marta Molina, vecina de Loranca, “eso ha sido siempre; pero lo normal es que si te encuentras mal cojas el coche y vayas al médico”.

Pedro Polo, de 38 años, es vecino de Loranca de Tajuña. Es joven y dice no tener problemas de salud, pero rechaza la medida. “Antes nos teníamos que ir a Mondéjar (al oeste de la provincia), que está cerca pero nos alejábamos del hospital de Guadalajara. Si nos mandaban a urgencia teníamos que deshacer el camino”, explica. “Conseguimos que eso cambiara y que nos asignaran Chiloeches. Ahora otra vez nos tendremos que ir lejos si nos tiene que ver un médico”, se queja.

La carretera que separa a este municipio de su nuevo centro de salud nocturno es de doble sentido y con curvas pronunciadas. Está, sin embargo, bien asfaltada en la mayoría del trayecto, aunque en algunos tramos casi no caben dos turismos si se encuentran de frente. Este es el camino que Polo o Molina esperan no tener que hacer para visitar al médico. Son 40 minutos que “con un enfermo detrás”, dice Molina, se hacen muy largos.

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Sobre la firma

Alejandra Agudo
Reportera de EL PAÍS especializada en desarrollo sostenible (derechos de las mujeres y pobreza extrema), ha desarrollado la mayor parte de su carrera en EL PAÍS. Miembro de la Junta Directiva de Reporteros Sin Fronteras. Antes trabajó en la radio, revistas de información local, económica y el Tercer Sector. Licenciada en periodismo por la UCM

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