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Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

De la excelencia a la burbuja

El incremento del precio de las matrículas en la Universidad pública podría ser una oportunidad inmejorable para empezar a invertir

El momento puede brindar al capital-riesgo una oportunidad de oro para entrar en el espacio universitario. El incremento del precio de las matrículas en la Universidad pública, con el consiguiente recorte de distancia con los precios de las universidades privadas, podría ser una oportunidad inmejorable para empezar a invertir. La obsesión es la excelencia, pero ¿puede alcanzarse la tan cacareada excelencia en un sistema educativo regido por valores de mercado en el sentido en que ahora lo hace la Sanidad madrileña, pongamos por caso? Veamos algunas noticias que nos permiten adelantar una respuesta negativa:

1. Al poco de crearse la plataforma Afectados por Préstamos Renta Universidad ICO, esta ya contaba con 355 miembros que expresaban su incapacidad para pagar el préstamo concedido por el Ministerio de Educación. Se espera que el número crezca, ya que el ministerio reconoce que 2.235 estudiantes de máster y doctorado pidieron el préstamo en el curso 2010-2011.

2. El 11 de abril de este año, salta una noticia que ya venía rodando en los medios norteamericanos desde tiempo atrás. Los graduados en Derecho de un buen número de universidades demandaban a sus respectivas instituciones, mayoritariamente privadas, por publicidad engañosa: les habían prometido un trabajo que no llegó.

3. Y la más grave de todas. A finales de 2011 la Universidad del Mar (UDM), con sede en Viña del Mar y otras ciudades chilenas, cierra sus puertas por mala gestión de sus propietarios, un complejo formado por 85 empresas entre las que se encuentran constructoras y compañías inmobiliarias, las cuales arrendaban los edificios y se encargaban del mantenimiento de sus instalaciones. En abril de 2012, se pone al frente de la rectoría de la UDM al abogado Jorge Urrutia, quien después de 49 días presenta su renuncia al cargo al comprobar que los fondos reunidos para sanear las cuentas de la universidad “eran absorbidos rápidamente por una red de tuberías que no lograba dimensionar” aunque, eso sí, todas conectadas al entramado empresarial.

Hay un nombre para estas noticias procedentes de tres continentes pero soportadas sobre un único modelo económico, el neoliberal, aplicado, en este caso, a la educación superior. No es otro que el de “burbuja”. Esta no es ni la burbuja inmobiliaria ni la financiera, sino una nueva de la que se volverá a hablar en los próximos años: la burbuja educativa.

Juan Daniel Ramírez es catedrático de Psicología de la Comunicación en la Pablo de Olavide

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