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Los eurodiputados afean a Bruselas su tibieza en el recorte de emisiones

El Parlamento Europeo exige que los Estados tengan objetivos vinculantes en renovables Una resolución acusa de falta de ambición a la reciente propuesta del Ejecutivo

Elena G. Sevillano

La propuesta descafeinada sobre el recorte de emisiones de gases de efecto invernadero para 2030 que presentó hace unos días la Comisión Europea ha recibido hoy la enésima crítica por su tibieza y falta de ambición. Lo relevante es que esta vez proviene de otra institución europea: el Parlamento. La Eurocámara ha aprobado una resolución en la que pide ir bastante más allá de lo acordado por el Ejecutivo en Bruselas. La reducción de emisiones de CO2 debe ser del 40%, las energías renovables tienen que suponer el 30% del mix energético de los Estados miembros y la eficiencia energética ha de mejorar un 40% para 2030. 

Eso es lo que los europarlamentarios, con 341 votos a favor, 263 en contra y 26 abstenciones, han decidido esta tarde. Los objetivos medioambientales que la UE se propuso el mes pasado para los próximos tres lustros carecen de amplitud de miras y ambición, según esta resolución. En lo único que coinciden los europarlamentarios es en que las emisiones de los 28 deberán reducirse un 40% respecto al nivel que tenían en 1990. En cambio, en los otros dos objetivos la Eurocámara discrepa. El apoyo decidido a las energías renovables debería ser auténticamente vinculante, es decir, debería incluir objetivos nacionales.

Así era hasta ahora. Con los objetivos actuales, el célebre "20-20-20" para 2020 (reducir un 20% el consumo de energía primaria de la Unión Europea; reducir otro 20% las emisiones de gases de efecto invernadero; y elevar la contribución de las energías renovables al 20% del consumo), los Estados miembros tenían la obligación de alcanzar un determinado porcentaje de energías limpias. En su propuesta de enero, la Comisión renuncia a hacerlo obligatorio también para 2030. Es solamente un objetivo general que compromete a la UE en su conjunto y que básicamente significa que los países más verdes compensarán la falta de acción de los más sucios.

El Ejecutivo comunitario llevaba meses planteándose un dilema interno. ¿Hay que reorientar las prioridades en política energética? ¿Ha sido Europa demasiado ambiciosa en la lucha contra el cambio climático? ¿Puede seguir liderando esa batalla en el mundo o debería centrarse en rebajar la factura de la energía y ganar competitividad frente a chinos y estadounidenses? Eran preguntas que se planteaban distintos comisarios --por un lado, los de Medio Ambiente y Acción por el Clima; por otro, los de Energía y Transporte-- y que se se evidenciaron en el consejo informal de ministros de Energía que se celebró en Vilna (Lituania) en septiembre pasado

Finalmente, la presión de algunos Estados miembros (Reino Unido, Francia) hizo que Bruselas los librara de la obligación de alcanzar un determinado porcentaje de energías limpias. La misma presión (en este caso, de Reino Unido y Polonia) que hizo que en el mismo paquete la Comisión se limitara a dar recomendaciones medioambientales sobre cómo explorar y explotar el gas no convencional mediante la técnica del fracking. En ambos casos, quedó claro que se trataba de una solución de mínimos para que pudiera ser aceptada.  

Los eurodiputados han abogado hoy por que los Estados miembros asuman el compromiso vinculante de que al menos el 30% del consumo total de energía en la UE en 2030 provenga de energías renovables, frente al 27% defendido por el Ejecutivo comunitario. "De no establecerse un paquete ambicioso para 2030, la UE se arriesga a perder su liderazgo en el mercado y a nivel tecnológico", señala la resolución aprobada.

"El precio de la energía afecta gravemente a las empresas, la industria y, más concretamente, a nuestros ciudadanos. Si queremos reducir nuestras importaciones de energía debemos producir más en Europa, a través de un mejor y más eficiente uso de nuestros recursos", ha asegurado la ponente Anne Delvaux (PPE, Bélgica), de la comisión de Medio Ambiente. "Una amplia variedad energética y mayor eficiencia será la mejor opción para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, impulsar las nuevas tecnologías e innovación, crear empleo y hacer que nuestras economías sean más 'verdes'. Por eso necesitamos tres objetivos vinculantes", ha añadido.

La votación en el Parlamento Europeo no es vinculante pero, tal y como recuerda Greenpeace, "envía una señal clara a los gobiernos de la UE" poco antes de que se reúnan en cumbres importantes como la del 3 y 4 de marzo (ministros) y del 20 y 21 de marzo (presidentes), en las que se discutirán los objetivos de clima y energía para 2030.

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Sobre la firma

Elena G. Sevillano
Es corresponsal de EL PAÍS en Alemania. Antes se ocupó de la información judicial y económica y formó parte del equipo de Investigación. Como especialista en sanidad, siguió la crisis del coronavirus y coescribió el libro Estado de Alarma (Península, 2020). Es licenciada en Traducción y en Periodismo por la UPF y máster de Periodismo UAM/El País.

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