_
_
_
_
_

“Solo gritas así si tu vida peligra”

Una vecina de Pistorius escuchó alaridos de mujer que “helaban la sangre” la noche en que mató a su novia El paralímpico insiste en que la confundió con un ladrón

Oscar Pistorius se sienta en el banquillo minutos antes de que comience su juicio en Pretoria.
Oscar Pistorius se sienta en el banquillo minutos antes de que comience su juicio en Pretoria. THEMBA HADEBE (AP)

Si la mejor defensa es un buen ataque, ayer el abogado de Oscar Pistorius se ganó con creces las astronómicas minutas que cobra. Sometió a un férreo interrogatorio a la primera testigo que pasó por el tribunal de Pretoria que juzga al paralímpico sudafricano por la muerte de su novia, la modelo Reeva Steenkamp, en el proceso del año en ese país. “Yo sé lo que oí y lo que vi y no puedo hablar de otra cosa”, le llegó a decir Michelle Burger al letrado, que durante más de una hora trató de dejar en evidencia su testimonio para llevarla a contradicciones.

Más información
La hora de la verdad para Pistorius
El fiscal rectifica y dice que Pistorius iba sin prótesis al disparar a su novia
Oscar Pistorius se declara “consumido por la pena”
Pistorius: juicio y aniversario

Burger es una vecina del paralímpico sudafricano que relató con bastante precisión y detalle que la madrugada fatídica del 4 de febrero de 2013 se despertó al oír los “dramáticos gritos de una mujer” que le llegaron a “helar el corazón”. Después, continuó, se escucharon cuatro tiros, “primero uno, luego una pausa y los otros tres”. Y la voz se fue debilitando hasta quedar muda, afirmó. “Solo gritas así si tu vida corre peligro”, afirmó, aunque admitió que siempre imaginó que sus vecinos estaban siendo víctimas de un robo violento.

El relato cuestiona la versión de Oscar Pistorius (Sandton, Sudáfrica, 1986), que ayer volvió a declararse de viva voz “no culpable” de ninguno de los cargos que le imputa la fiscalía y que, de demostrarse ciertos, podrían acarrearle la cadena perpetua, un mínimo de 25 años. En boca de su abogado, el atleta insistió en lo que ya declaró hace un año, que la pareja pasó una plácida velada y que la muerte de la chica se debió a un “trágico accidente”, al confundirla con un ladrón que se había colado en el baño. Precisamente, en su afán de protegerse a él y a Reeva, el deportista empuñó la pistola sin saber, asegura, que estaba disparando contra su pareja, a la que hacía durmiendo aún en la cama.

Ahí está el quid de la cuestión y el testimonio de la vecina tira por tierra esa versión del novio confuso y protector.

Durante las próximas semanas declararán
107 testigos

Para el veterano letrado Barry Roux los 177 metros exactos que separan la casa de Burger de la de Pistorius es una distancia demasiado grande como para poder confiar en su testimonio, así que durante la hora que estuvo declarando trató de subrayar que la versión de la vecina se basaba en un mar de inconcreciones y de detalles que obvió en su declaración policial. Burger y su marido no fueron a la comisaría hasta que escucharon a Pistorius en la vista por su fianza, poco después del crimen. Para el abogado, la testigo se creó su propia película de los hechos y “decidió que Pistorius mentía si decía que la que gritaba no era Steenkamp”.

[SUMVACIO]El velocista sudafricano se enfrenta a cadena perpetua

Es poco creíble, dijo, porque lo que en realidad oyó fueron los gritos de un Pistorius que cuando está estresado “grita como una mujer”. Y, a su juicio, el atleta gritó para reclamar auxilio tras percatarse de que había matado a su novia. En este sentido, el abogado también quiso poner en apuros a la testigo a la hora de explicar la sucesión de la secuencia de gritos y tiros. Pero la mujer, siguió diciendo que ella declaraba lo que aquella madrugada había vivido, ni más ni menos. “Estoy 100% segura de que los gritos eran de una mujer. Fue muy traumático para mí escuchar esos gritos que hielan la sangre. Te deja fría oír el miedo”, dijo.

En esta misma línea, Burger fue taxativa para frenar las intenciones de la defensa de que a esa distancia era imposible determinar si los cuatro ruidos secos que escuchó la mujer procedían de una pistola o, por el contrario, los produjo Pistorius con un bate de béisbol para tratar de romper la puerta del lavabo, consciente ya del drama que había causado.

Otra vez la mujer se mantuvo invariable. “En esta sala y en Sudáfrica todo el mundo sabe cómo suena un disparo”, zanjó la polémica con el abogado, al tiempo que aseguró que no había escuchado más golpes.

El velocista sudafricano se enfrenta a cadena perpetua

Tampoco se cortó cuando Roux le cuestionó que a pesar de haber escuchado esos gritos desgarradores y sin saber bien qué había pasado, Burger y su marido (que hoy declarará) se fueran a dormir como si no hubiera pasado nada. La vecina también tuvo respuesta. “Dormí igual que dormí el día que se murió el hijo de mi hermana, por mi capacidad para superar los traumas”.

Pistorius, conocido con el sobrenombre de Blade Runner por las prótesis de carbono que usa para correr, nació con una enfermedad congénita en tobillos y pies. A los 11 meses le tuvieron que cortar las piernas por debajo de las rodillas. En 2012 en Londres se convirtió en el primer atleta con las dos extremidades inferiores amputadas que participaba en unos Juegos Olímpicos. El juicio contra él se reanuda esta mañana. En las próximas semanas están llamados a declarar 107 testigos.</CS>

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_