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El Supremo rechaza suspender los permisos de Repsol en Canarias

Las prospecciones petrolíferas se harán cerca de las costas de Lanzarote y Fuerteventura

Protesta en Las Palmas de Gran Canaria el 24 de marzo contra los permisos de Repsol.
Protesta en Las Palmas de Gran Canaria el 24 de marzo contra los permisos de Repsol.EFE

El Tribunal Supremo ha rechazado este lunes la solicitud del Gobierno canario y del Cabildo de Lanzarote de suspender los permisos de prospecciones petrolíferas concedidos a Repsol en aguas próximas a Canarias.

En una sentencia difundida esta noche por el Ministerio de Industria, el Supremo desestima de este modo la petición que habían planteado las dos instituciones canarias para que, por ejecución de la sentencia que dictó en 2004 contra esos primeros permisos, se anularan también los que se concedieron el pasado 16 de marzo. El Consejo de Ministros convalidó entonces mediante Real Decreto los permisos otorgados a Repsol hace 11 años por entender que se habían solventado los defectos de carácter ambiental que habían llevado al Supremo a ponerlos en cuestión.

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La autorización de catas en el lecho marino a más de 3.000 metros de profundad y aproximadamente a unos 60 kilómetros de las costas de Lanzarote y Fuerteventura ha sido una apuesta del ministro de Industria, José Manuel Soria, que rescata la idea de un proyecto que empezó a tramitarse con el Gobierno de Aznar el año 2001. Las autoridades canarias argumentaban en contra que la ubicación de las nueve cuadrículas en las que el Gobierno autorizó los sondeos "coinciden con una de las áreas más importantes de España en términos de biodiversidad marina". Además, recordaban que la Unesco declaró ambas islas como Reservas de la Biosfera.

El miedo a que suceda un accidente similar al ocurrido en el golfo de México está presente en los habitantes de las islas, sobre todo sabiendo que los pozos abrirían el fondo marino a una profundidad mucho mayor que el accidentado en Estados Unidos, para cuyo sellado fueron necesarios seis meses, precisamente por las dificultades de trabajar a 1.500 metros bajo el nivel del mar. Además de la oposición frontal de organizaciones ecologistas como Greenpeace y Oceana, a las catas se ha opuesto el sector hotelero por la influencia que el proyecto puede tener en el turismo de las islas.

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