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Veinte años de cárcel para la madre que asesinó a su hijo en Menorca

La mujer ahogó al niño en la bañera y después lo abandonó en un monte dentro de una maleta

Mónica Juanatey, durante el juicio.
Mónica Juanatey, durante el juicio.M. G. (EFE)

El magistrado Eduardo Calderón ha impuesto hoy una condena de 20 años de cárcel a Mónica Juanatey, de 32 años, a la que un jurado popular declaró la semana pasada culpable de asesinato con alevosía y agravante de parentesco por ahogar en una bañera a su único hijo, de nueve años, al que después metió en una maleta que abandonó en un monte de Menorca. La sentencia reseña que se trata de la pena en el límite máximo e indica que “el reproche ya no es jurídico sino social a una madre que mata intencionadamente a su hijo”.

La mujer, dice el juez, actuó “de forma súbita, sorpresiva e inesperada, lo que evitó toda posibilidad de defensa del niño” mientras este estaba confiado. El crimen sucedió en Mahón, en la isla de Menorca, en 2008, en el domicilio que la madre y el menor ocupaban con un compañero y otro inquilino.

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Durante dos años Mónica ocultó la muerte de su vástago a los abuelos y al padre adoptivo, que vivían en Galicia y que se habían encargado de buena parte de su educación. En Menorca presentó a su hijo como el sobrino y hizo que la llamara tita (tía). En sus comunicaciones, escasas, con parientes y amistades gallegas la madre creó una realidad virtual sobre las vivencias de la víctima y dijo que el niño había hecho la comunión. En un caso afirmó que había muerto atropellado.

El crimen se destapó en 2010 al hallarse el esqueleto de un menor dentro una maleta abandonada en un barranco, junto a una carretera de Menorca. Era la maleta con la que el niño viajó desde Galicia hasta Menorca para vivir con su madre. A la semana de llegar acabó la existencia del menor. A lo largo de los dos cursos posteriores a su muerte ninguna autoridad de Educación observó que no acudía a su colegio ni estaba escolarizado.

En la vista, la versión de la condenada se centró en una amnesia concreta. No recordó cómo murió su hijo y solo recreó la imagen de tenerlo en brazos, inerte, al lado de la bañera, llorando. En la vista Mónica sollozó varias veces pero no hizo maniobras para exculparse ante el jurado. Ante la policía, tras su detención, sí confesó haber dado muerte a su hijo. Forenses y jurado rechazaron que padeciera una enfermedad psiquiátrica. Un forense apuntó rastros de "un trastorno antisocial”.

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