Islandia rebaja el nivel de alerta por posible erupción del volcán Bardarbunga
Las autoridades levantan la restricción sobre el tráfico aéreo pero no descartan su entrada en actividad
Islandia ha rebajado este domingo el nivel de alerta por posible erupción del volcán Bardarbunga, el segundo más alto del país, y ha levantado la restricción del espacio aéreo en la zona. Las autoridades islandesas justifican esta decisión, que llega 24 horas después de que se decretara la alerta roja por riesgo de erupción inminente, en que en sus últimas observaciones no se aprecia “ninguna erupción subglacial”. Esta información contrasta con la proporcionada el sábado por la propia agencia de meteorología del país.
Pese a la disminución del nivel de alerta, los expertos recuerdan que la actividad sísmica en la zona sigue siendo “muy fuerte”, con cerca de 700 terremotos a lo largo de la noche. “No hay evidencia de que la actividad esté disminuyendo; no se puede descartar una erupción”, señala la propia agencia en un comunicado. Las autoridades tampoco levantan la prohibición de visitar los aledaños del volcán, donde se sitúa uno de los parques naturales más visitados del país.
La organización europea para la seguridad en la navegación aérea, Eurocontrol, ha reiterado este domingo en un comunicado que el volcán no ha emitido ceniza y que, por tanto, no ha afectado al tráfico aéreo en la UE. "Se estableció un área de peligro en torno al volcán que no permitía el sobrevuelo. Este domingo, la alerta ha pasado de roja a naranja y el área de seguridad se ha cancelado", remarca en la nota.Eurocontrol también ha informado de la reunión mantenida en la mañana del domingo por la célula de coordinación de crisis aéreas europeas (EACCC, por sus siglas en inglés) para "estudiar" la situación.
El viernes, un portavoz del organismo europeo recordó que la UE está "mejor preparada" para afrontar una situación como ésta que en 2010, cuando una nube de cenizas procedente del volcán islandés Eyjafjalla desató el caos en los cielos europeos, dejó en tierra a 10 millones de pasajeros y acarreó unas pérdidas de más de 1.300 millones de euros a las aerolíneas.
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