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La crisis frena la caída de la mortalidad por enfermedades cardiovasculares

En 2012 aumentó tras 20 años de descenso, afirma el presidente de la Sociedad de Cardiología El coste de estas dolencias casi se doblará hasta los 8.800 millones en 2020, según un estudio

Elena G. Sevillano

La mortalidad por enfermedades cardiovasculares en España aumentó en 2012 tras 20 años de descensos consecutivos. La cifra de fallecimientos por cualquiera de estas dolencias --las relacionadas con el sistema circulatorio: cardiopatía isquémica o infarto de miocardio, enfermedad cerebrovascular o ictus...-- subió un 2% con respecto al año anterior, algo que los especialistas no esperaban después de dos décadas de mejoras continuadas. Que el ritmo de reducción de la mortalidad por estas causas no sea el esperado está claramente relacionado con los efectos de la crisis, según el presidente de la Sociedad Española de Cardiología (SEC), José Ramón González-Juanatey.

"La crisis está afectando a la salud de los ciudadanos", ha afirmado esta mañana durante la rueda de prensa de presentación del congreso de la Sociedad Europea de Cardiología, que empieza en Barcelona este fin de semana. González-Juanatey atribuye ese empeoramiento de la salud al hecho de que cada vez se destinan menos recursos a la prevención, a lo que se suma el progresivo empobrecimiento de la población, que a su vez aumenta factores de riesgo como la obesidad o el estrés. 

La Comisión Europea tiene entre sus prioridades la prevención de las enfermedades crónicas, entre las que destacan las cardiovasculares. El objetivo de distintos programas y subvenciones en toda la Unión es el de atacar los factores de riesgo: sobrepeso, sedentarismo, diabetes, tabaquismo, hipertensión, consumo de alcohol...

Las enfermedades cardiovasculares son responsables de cerca de cuatro millones de fallecimientos en toda Europa cada año --el 47% de todas las muertes--, y producen un gasto anual de 196.000 millones de euros a la Unión Europea, según ha señalado esta mañana el presidente de la Sociedad Europea de Cardiología (ESC, en sus siglas en inglés), Panos Vardas. En España, las enfermedades cardiovasculares fueron las causantes del 30,3% de los fallecimientos ocurridos en 2012. Suponen la principal causa de muerte.

El coste de las enfermedades cardiovasculares ascenderá en 2020 a 8.800 millones de euros en España, según se desprende de un informe, realizado por el Centro de Estudios Económicos y Empresariales (Cebr) y encargado por la farmacéutica AstraZeneca, que se presentará durante el congreso. Esta cifra prácticamente duplica la previsión del coste económico de estas dolencias en 2014: 5.900 millones de euros. Estos son los costes directos para los sistemas sanitarios (atención primaria, urgencias, atención hospitalaria), a los que habría que sumar los indirectos generados por la productividad perdida por mortalidad prematura (1.800 millones de euros en 2014).

El trabajo se ha centrado en la carga económica de las enfermedades cardiovasculares en seis países: Francia, Alemania, Italia, España, Suecia y el Reino Unido. Entre todos representan el 74% del PIB de la Unión Europea y el 64% de su población. El informe calcula que el gasto sanitario suma 81.000 millones de euros en estos tres Estados. La mayor parte del coste corresponde a la hospitalización (el 50%), seguida del gasto farmacéutico, y los porcentajes son similares en los seis países.

Sin embargo, el coste sanitario per cápita que suponen es muy variable, desde los 384 euros al año en Suecia a los 124 euros en España. También varía el porcentaje del gasto sobre los respectivos gastos sanitarios totales de los seis, del 6% al 11%. El informe prevé que el coste sanitario por estas dolencias aumente en todos los países hasta finales de la década. En España, por ejemplo, que seguirá teniendo el coste per cápita más bajo, subirá hasta los 180 euros, según estos cálculos.

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Sobre la firma

Elena G. Sevillano
Es corresponsal de EL PAÍS en Alemania. Antes se ocupó de la información judicial y económica y formó parte del equipo de Investigación. Como especialista en sanidad, siguió la crisis del coronavirus y coescribió el libro Estado de Alarma (Península, 2020). Es licenciada en Traducción y en Periodismo por la UPF y máster de Periodismo UAM/El País.

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