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María Blasco: “Estamos en ventaja con el CSIC, que ha tenido un recorte del 30%”

La directora del CNIO insiste en que, pese a los recortes, el centro es propicio para investigar La institución plantea despedir a 60 de sus trabajadores

María Blasco, posa esta mañana en Santander.
María Blasco, posa esta mañana en Santander.Esteban Cobo (EFE)

María Antonia Blasco (Alicante, 1965), directora del Centro Nacional de Investigaciones Ontológicas (CNIO), ha venido esta mañana a Santander a desentrañar, dentro del marco de los cursos de verano de la Universidad Internacional Menéndez Pelayo (UIMP), las Claves de la vida. Ha sido un visto y no visto. Dos sesiones de una hora cada una, unas pocas preguntas de la prensa contestadas brevemente y directa al coche que la esperaba a la salida para coger un tren a las 13.40. Bajo la atenta mirada del grupo preuniversitario que ha sido testigo de sus charlas la científica ha respondido antes los medios sobre la situación del CNIO. Es la primera vez que habla tras la noticia, a finales de julio, del despido de 60 trabajadores del centro.

“Nuestra situación es ventajosa con respecto a la del CSIC, que ha tenido un recorte del 30%. Nosotros hemos tenido uno del 10% con respecto a nuestro presupuesto”. Blasco insiste en que el CNIO es un centro propicio para la investigación en España, pese a que se encuentra, en este momento, inmerso en un proceso de reducción de plantilla. “No se ha despedido a nadie todavía , pero tenemos un mandato del patronato de la fundación de una reducción de plantilla que estamos estudiando. Vamos a intentar afectar al menor número posible para que el centro siga haciendo investigación de referencia”. Lo que sería muy extraño y complicado es que pudieran contratar personal nuevo.

Sobre el futuro de la ciencia en España, Blasco opina que “tendrá que pasar por un apoyo por parte de las Instituciones en sus distintos aspectos, como ha ocurrido en estas décadas”. Asimismo ha añadido que “seguir apoyando la investigación es esencial para que España se siga manteniendo en las posiciones que ha conseguido en los últimos años”. Un discurso que contrasta con lo que se está viendo en los últimos tiempos, en los que se recortan presupuestos y la fuga de cerebros aumenta.

Una de las asistentes a la conferencia de Blasco es Beatriz Montade Martínez. Tiene 18 años y es de Zaragoza. Ella, junto a un centenar de jóvenes, está becada para asistir durante una semana a las conferencias que la UIMP celebra. Quiere estudiar biotecnología y está muy interesada en la exploración del cáncer. “Me gustaría investigar para entender cómo evolucionan estas enfermedades y si algún día si se podría contrarrestar alguno de sus efectos”. Cuando se le pregunta por la situación de la investigación en España, Montade reconoce no ser muy conocedora de las circunstancias, y se asombra cuando se informa de los despidos masivos y la fuga de cerebros. Lo asume con naturalidad. “Lo ideal sería quedarme en España, pero imagino que tendré que irme fuera”.

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Esa forma de pensar no es ajena al grupo de jóvenes que se encuentran en los cursos de verano y con los que ha hablado EL PAÍS. Están convencidos de que ser científico y trabajar en otros países es la fórmula más común para favorecer el intercambio de conocimientos, si bien es cierto que el flujo es casi siempre hacia fuera y no hacia dentro. “Creo que siempre es gratificante ir a otros países. Yo misma fui a EE. UU. Es bueno para la carrera científica ir a los mejores laboratorios del mundo para formarse y generar contactos. No es un drama irse fuera”, asegura la directora del CNIO. No obstante, los que decidieran apostar su futuro científico en España tendrían, según Blasco, un amplio abanico de posibilidades: “Si alguien se quisiera quedar hay centros de investigación de élite en este país, los centros Severo Ochoa, el CNIO es uno de ellos; hay más centros como el de Regulación Genómica de Barcelona; El Centro Nacional de Biotecnología o el Centro Nacional de Investigaciones Cardiovasculares”.

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