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La crisis dispara la pobreza en el sureste y las islas

El Instituto Valenciano de Investigaciones Económicas dibuja una España partida La media estatal refleja un aumento del 16% y de 1.213.000 hogares en situación de pobreza Las familias en situación de privación material aumentan en 11 regiones y caen en 6

El mayor incremento de la tasa de pobres entre 2007 y 2012 se ha registrado en Baleares, con un aumento del 89%.
El mayor incremento de la tasa de pobres entre 2007 y 2012 se ha registrado en Baleares, con un aumento del 89%.JOSÉ JORDÁN

El número de familias pobres ha crecido en España en 1.213.929 desde que empezó la crisis. Son un 16,2% más, según el informe Pobreza en un periodo de crisis económica (2007-2012) presentado este martes por el Instituto Valenciano de Investigaciones Económicas (IVIE) y la Fundación Bancaja. Pero estos datos esconden una extraordinaria diversidad. Por paradójico que pueda parecer, hay 6 regiones españolas (especialmente las situadas en el cuadrante noroeste) donde se ha producido un leve retroceso de la pobreza mientras que en las 11 restantes se registra un notable incremento.

Así, el escenario estatal muestra que la pobreza afecta ya a una de cada cinco personas (la tasa media está en el 22,23% del total, acercándose a una relación de uno por cada cuatro ciudadanos). Pero el mapa autonómico describe una España con grandes y crecientes diferencias que sigue un patrón común: el sureste y las islas es donde más ha aumentado el porcentaje de pobres. En algunos casos, de forma espectacular, como Baleares, donde la tasa ha crecido un 89%, Canarias (48,7%), Murcia (41,5%) o la Comunidad Valenciana (25,6%); todas ellas muy por encima de la media estatal del 22,2%. Por el contrario, la pobreza se ha reducido en Madrid (de un 19,6% se ha pasado a un 18,4%), en el País Vasco (del 19,5% al 18,7%) o en Castilla y León (del 22,7% al 22%).

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Para medir estos datos, el IVIE se ha centrado en el análisis del gasto familiar (al contrario que hace el Instituto Nacional de Estadística, por ejemplo, que mide los ingresos), y ha situado el listón para medir la pobreza en el 60% de la mediana del gasto de los hogares. En el caso de una pareja con dos hijos, el umbral medio está en un consumo inferior a 20.825,7 euros anual y si se trata de una persona sola en 9.917 euros.

¿Cómo se explican las enormes diferencias regionales que refleja el trabajo? Uno de los autores del informe, Antonio Villar, catedrático de Fundamentos de Análisis Económico de la Universidad Pablo de Olavide se Sevilla explica que no es fácil de dar una respuesta debido a la multitud de variables que entran en juego, aunque apunta a dos datos de especial relevancia.

El mayor incremento de pobreza se da en las regiones que más apostaron por un modelo de crecimiento económico basado en la construcción y en el impulso público en el desarrollo de infraestructuras. El estallido del boom inmobiliario se ha traducido en un frenazo en seco tanto de la construcción de vivienda privada como de grandes inversiones en equipamiento público, y en el desempleo de miles de trabajadores ocupados en actividades ligadas, directa o indirectamente, a la construcción. El impacto ha sido tal, como ha destacado Villar, que ni siquiera los buenos resultados que está arrojando el turismo en todas estas regiones –que, junto a Cataluña, son el principal destino de sol y playa nacional- han sido capaces de atenuar el tsunami de paro, caída de renta y de consumo que refleja el informe.

El segundo factor que arroja luz a las diferencias regionales tiene que ver con la educación. En concreto con los resultados del informe PISA, que evalúa las competencias educativas de los alumnos. Villar destaca que los mejores resultados de PISA “coinciden bastante” con las autonomías mejor situadas en lucha contra la pobreza. “Si la gente tiene una mejor formación puede adaptarse mejor a las nuevas necesidades que plantea el mercado de trabajo”, apunta.

El trabajo no solo se detiene en la pobreza material. Los investigadores manejan un indicador mucho más global, el índice de pobreza humana, que se elabora a partir de cuatro variables, de las que la pobreza es solo uno de los ingredientes. Los otros tres consisten en privaciones en salud (medida en caída de expectativa de vida), limitaciones en educación (se toma como referencia el abandono temprano de los estudios) y riesgo de exclusión social (se calcula a partir de los datos de paro de larga duración).

La combinación de estos tres factores junto a la pobreza material indica que la pobreza humana ha crecido un 1,6% entre 2007 y 2012. Este aumento tan contenido se explica porque al incremento de las privaciones materiales (con un 22% más de pobres) o del paro de larga duración (con un aumento sideral del 565%) se compensa con buenos datos de salud y educación. En todo este periodo ha aumentado la expectativa de vida así como el número de estudiantes: la falta de trabajo los ha devuelto a las aulas.

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